sábado, 12 de septiembre de 2020

 

Del Libro “100 rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem

 

 


 

51.-  Estoy en contra del capitalismo salvaje y en contra del socialismo marxista.  Ni la libertad total del mercado, ni la excesiva acción del Estado.

 

52.-  Los seres humanos somos iguales en nuestra dignidad, origen y destino, pero no así en nuestras facultades, capacidades y vocación existencial.  Como consecuencia de ello, siempre habrá diferencias y envidia de quienes no soportan el éxito de sus semejantes.  Resulta inevitable.

 

53.-  Los empresarios no podemos mantenernos inactivos, cerrar los ojos ante la presión de los problemas sociales.  Si mantenemos una actitud apática, otras fuerzas, probablemente menos calificadas y muchas veces hostiles a la empresa, tomarán la iniciativa.

 

54.-  Las empresas, lo hemos propuesto en Bimbo, deben ser altamente productivas y plenamente humanas.  Ambas intenciones con el mismo peso:  la efectividad económica y el sentido social.

 

55.-  Mis colegas empresarios, en su mayoría, me tildaron de “socialistoide”.  Se reían de mis utopías, pero yo seguí adelante, convencido de que es necesario imprimir una visión más humana a la empresa.  Mirar al otro, ofrecerle la oportunidad de superarse.

 

56.-  A veces hay que atreverse a ser un Volkswagen viajando en sentido contrario en la carretera.  Es decir, tener la osadía de ir a contracorriente y pensar de manera independiente.

 

57.-  No hay fe sin duda.

 

58.-  Nada en la vida es blanco y negro, nadie puede asumirse como dueño de la verdad.  Sólo con la fecunda tensión de los polos se generan cambios en beneficio de la humanidad.

 

59.-  Muchos piensan que si siguen la fe religiosa y acatan el dogma encuentran la salvación, pero se olvidan del compromiso con el prójimo, que quizá es aún más importante.

 

60.-  Nuestros negocios no son islas solitarias.  Hay que hacer productivos a los pobres para mejorar su calidad de vida y garantizar la paz social.  Para ello, se necesita dinero y creatividad, capital que es ilusorio creer que saldrá de las arcas gubernamentales.

 

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