Del Libro “¡Porque lo mando yo! 2 de John K. Rosemond
TRANSFORMACIONES
Como el marcador mágico de Charlie, los juguetes
efectivamente creativos, tienen una característica en común: Todos estimulan y habilitan a los niños para
realizar lo que se llama “Transformaciones”.
Un niño realiza una transformación, siempre y cuando use algo, cualquier
cosa, para representar algo más. Por lo
tanto, cuando un niño toma una piña, la pone sobre la tierra, y la llama árbol,
ésa es una transformación. Las transformaciones son la esencia de la
fantasía. Lo que a su vez, es la esencia
del juego. En las manos de un niño,
una caja vacía puede transformarse en un bote, un auto, una mesa o cualquier
otra cosa que él desee que sea. Un niño
puede también transformarse a sí mismo en cualquier otra persona que quiera
ser: Tarzán, Jane, o el tendero de la
colina. Si un juguete apoya a un niño
para hacer transformaciones, entonces se toma como bien empleado el costo del
juguete, sin mencionar el tiempo que el niño disfrutará jugando con él.
Los juguetes que estimulan las transformaciones incluyen
materiales creativos como el barro, crayones y pinturas para usar con los
dedos. De hecho, ahí están los accesorios
cotidianos de la casa como cajas de avena vacías, botellas plásticas de
refrescos, palas, cucharas, cajas de zapatos, carretes de hilo vacíos,
sombreros de paja, bolsas de papel, botones, cacerolas, y rollos de papel
higiénicos vacíos. Y no olvide cuanta diversión puede tener un
niño apilando cajas de cartón, transformándolas en edificios. Fuera de casa hay hojas, varas, piñas,
piedras y lodo, ¡Glorioso lodo! La lista
es interminable, reducida solamente por los límites virtuales de la imaginación
del niño.
Cuando era niño, uno de mis juguetes favoritos era una caja
vacía de avena. Podía convertirla en
cualquier cosa que yo quisiera. La
volteaba hacia abajo, pasando una cuerda a través de dos agujeros hechos en los
lados y se “convertía” en un tambor que colgaba de mi cuello y que tocaba con
dos cucharas de madera. O le hacía dos
ranuras en la parte de arriba y otras de lado a manera de puente levadizo, y se
convertía en un castillo, un listón, o un sombrero de copa. ¿Cuánto pueden costar éstos juguetes? El precio de una caja de avena. ¿Cuánto gané de ella? ¡Muchísimo! Después de todo, yo las hice con mis propias
manos.
Mientras su hijo sea pequeño, enséñele a usar como ollas y
canastas, cajas vacías, limpia pipas, y retazos, para hacer sus propios
juguetes. Una vez que le haya enseñado a un niño lo que se puede hacer con una
caja, alguna cinta, pedazos de papel de construcción y un par de tijeras, ¡Nada
lo detendrá! Un niño que hace sus
propios juguetes no sólo está aprendiendo cómo entretenerse, sino que también
está ejercitando su independencia,
autosuficiencia, iniciativa, su fuente de recursos, la coordinación de ojos-manos, inteligencia-imaginación,
capacidad de logro y realización, motivación-creatividad, y por lo tanto, su autoestima. ¿Qué más
puede desear un padre? Existen muchas
inversiones que los padres pueden hacer con su tiempo y energía, mismas que se
pagarán al máximo por sí mismas.
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