Del libro “Tiende tu cama” de William
H. McRaven
Durante la fase de combate terrestre del entrenamiento, se lleva
en avión a los aspirantes a la isla de San Clemente, la cual se encuentra
frente a las costas de San Diego en California. Las aguas de San Clemente son
un criadero de tiburones blancos. Para aprobar el entrenamiento SEAL hay una
serie de largos recorridos a nado que debemos llevar a cabo. Uno de ellos se
hace a la medianoche.
Antes del recorrido, los instructores les informan jubilosamente
a los cadetes sobre cada especie de tiburones que habita en las aguas de San
Clemente. Sin embargo, les aseguran que ningún recluta ha muerto en las fauces
de un tiburón, al menos no recientemente.
Pero también enseñan que si un tiburón empieza a nadar a tu
alrededor, debes mantenerte firme. No debes alejarte, no debes actuar con
miedo. Y si, de casualidad, el tiburón tiene antojo de un bocadillo nocturno y
se precipita hacia ti, debes hacer acopio de todas tus fuerzas para darle un
golpe en la punta del hocico, lo que ocasionará que se dé la vuelta y se aleje
de ti.
Hay un sinfín de tiburones en el mundo. Si tienes esperanzas de
finalizar tu recorrido a nado, tendrás que lidiar con ellos.
Si quieres cambiar al mundo, no te acobardes frente a los tiburones.
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