sábado, 8 de septiembre de 2018

Del Libro “Los cinco ladrones de la felicidad” de John Izzo


Del Libro  “Los cinco ladrones de la felicidad”  de John Izzo

Primer ladrón:       El control
Segundo ladrón:   La arrogancia
Tercer ladrón:       La codicia
Cuarto ladrón:      El consumismo
Quinto ladrón:      La comodidad




El último ladrón – la comodidad – es muy insidioso.  De hecho, a simple vista puede parecernos que más que un obstáculo es un motivo de felicidad.  Este ladrón es como una persona apática sentada en un sofá con el mando a distancia de la televisión en la mano.  Quiere que veas siempre el mismo canal, en la misma posición cómoda, estancado en una rutina que no alienta la vida.  No le preocupan las consecuencias de esta rutina, aunque el canal que estás viendo ya no te interese o ya no te sea útil para satisfacer otras necesidades más importantes.
La siguiente historia nos proporciona una maravillosa imagen de cómo somos cuando este ladrón controla nuestra vida.

Un hombre cabalgaba a lomos de un caballo grande que corría a toda velocidad por una pequeña aldea.  El caballo estaba desbocado y parecía que el jinete se fuera a caer en cualquier momento. 
-  ¿A dónde vas?  - le gritó un desconocido.
-  No lo sé, ¡pregúntale al caballo! -  respondió el jinete. 

Cuando este ladrón se adueña de nuestra casa, somos como el jinete que montaba el caballo; vamos con el piloto automático, nos dejamos llevar por las rutinas y los hábitos, que aunque puedan parecernos cómodos, no nos benefician.
… Desde una perspectiva neurocientífica, nuestro cerebro está predispuesto al hábito. La inmensa mayoría de nuestras decisiones las toma nuestro subconsciente.  Esto es muy útil y nos ahorra energía para las decisiones importantes o novedosas, que son las que tomamos con nuestra mente consciente.  Por eso, tenemos una tendencia natural a ir con el piloto automático el máximo tiempo posible.  Como le gusta decir a mi amigo y escritor Marshall Goldsmith:  “Los seres humanos están diseñados para seguir haciendo lo que han hecho siempre”.

Pero aunque nuestro cerebro esté diseñado para la rutina, nos encanta el cambio.  Cada vez que tenemos una experiencia nueva, conocemos a alguien, aprendemos algo, comemos un alimento por primera vez o visitamos un lugar nuevo, recibimos una inyección de sustancias químicas de felicidad en el cerebro.  La razón es muy simple:  tener información nueva significa que puede que tengamos que adaptarnos y nuestro cerebro se pone alerta.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario