Lo bueno de reducir la ira o abandonar la ira es que, desde
la primera vez que eliges no enojarte o no dejarte llevar por tu enojo, te
sientes mejor. Una vez que has
experimentado la diferencia, no querrás recaer en ese hábito.
Quizá algunas personas arguyan que la ira es necesaria y
sirve para propósitos útiles. Es verdad; cuando nos enojamos, ese hecho puede ser un
indicador de que algo está mal en nuestra manera de relacionarnos con otros o
con nuestro entorno. La ira también nos
puede impulsar para emprender acciones en relación con algo que consideramos
moralmente incorrecto.
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