miércoles, 14 de marzo de 2018

Del Libro … “Cómo una mujer se convierte en BRUJA y un hombre en BESTIA” de Martha Alicia Chávez.





  Para una mujer, ser la soberana de su propia vida significa ser  RESPETADA en sus DECICIONES, desde elegir de qué color teñirse el cabello, cuales plantas sembrar, de qué tamaño comprar un mueble y cómo vestirse   SIN SER DESAPROBADA por su hombre, hasta concederse el derecho de NO ser buena cocinera sin sentirse inferior y culpable.

Significa también poder darse permiso de ser fiel a su naturaleza femenina, expresiva, cíclica, parlanchina y profunda, que le pide que su sabiduría, otorgada por el solo hecho de ser mujer, sea escuchada y respetada, y que su sensibilidad se valore y se proteja.

El que una mujer sea la soberana de su propia vida implica poder contar sus propias historias, caminar sus propios senderos y realizar sus propios sueños, pues ya está cansada de realizar los de otros.

La mujer soberana de su propia vida requiere que su hombre le permita expresar sus sentimientos, no que la desprecie si lo hace.  Y él la desprecia porque cree que esos sentimientos son estados permanentes, porque desconoce que su mujer – como la Luna, la Madre Tierra y la Vida – es un ser de ciclos.

La mujer soberana de su propia  vida necesita que su hombre la apoye en sus sueños, no que los destruya.  Y su hombre los destruye porque tiene miedo… de que se vaya, de que no lo encuentre interesante, de que lo deje y le abra las dolorosas heridas de abandonos pasados, infantiles, fulminantes.

Pero cuando un hombre mata los sueños de su mujer, cuando a todo le contesta con un frustrante NO, se burla de ella, critica su cuerpo y desprecia sus sentimientos, cuando cree que es su dueño y no su compañero;  cuando le detiene los pies para que no vuele y la amarra con cadenas de culpa y vergüenza…. A ella se le muere algo… Y se va…. Se va aunque se quede.   Y aquel temido abandono llega, porque, aunque su cuerpo viva con él, su corazón habrá escapado en un vuelo de palomas.

Hombres… ¡no tengan miedo!  Porque, sin importar cuáles sean las necesidades, deseos y sueños de su mujer, ustedes y nuestros hijos siempre son la prioridad.  No podemos hacerlo de otra forma;  está en nuestra naturaleza y en cada célula de nuestro cuerpo.  Si un hombre apoya el anhelo de su mujer de ser la soberana de su propia vida, con todo lo que esto significa, tendrá– como el caballero del cuento – a la mujer hermosa en lugar de la bruja.



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