HAZ LO
QUE DICES
Todos conocemos a gente que “habla y habla pero no hace y
hace”. Puedes ser un gran escucha, una
persona involucrada, carismática, diplomática y con gran facilidad para sentir
empatía, pero, si no te pones de pie y vas
hacia la gente cuando la situación así lo pide, entonces todas tus otras
destrezas salen sobrando. No es
suficiente decir: “Te comprendo”. Tus
acciones deben ser más elocuentes que tus palabras.
En lo que se refiere a tu relación con los demás, esto
significa que no sólo debes enfocarte en tu trabajo y tratar de tener éxito,
significa que debes ayudar a otros a realizar su trabajo y apoyarlos para
que puedan triunfar.
Sintonízate con los demás.
Para dominar las destrezas del trato con los demás, debes
poner en espera tus intereses personales, preocupaciones y planes, y
sintonizarte con quienes te rodean. No
se trata de convertirse en el centro de atención o la persona más chistosa del
lugar, se trata de involucrarte con las demás personas en sus propios
términos y hacerlas sentir lo suficientemente cómodas para que te inviten a
entrar en sus vidas.
La profundidad de nuestras relaciones va desde aquellas en
las que nos involucramos brevemente (con empleados en tiendas, meseras, el
cartero, el tipo que se sienta junto a ti en el avión), pasando por la gente
con la que convivimos con regularidad (vecinos, colegas, compradores,
clientes), hasta llegar a la gente que es una parte muy importante de nuestras
vidas (nuestros mejores amigos, esposos, esposas y miembros de familia). Cada nivel de profundidad requiere destrezas
de cierto tipo y la habilidad para relacionarte e interactuar en armonía con
otros.
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