Eres
el Dragón del Miedo y el miedo a estas alturas, ya no me asusta. Estoy
decidida a salir, porque ya no puedo vivir encerrada, porque merezco
buscar cosas nuevas, porque lo peor que me puede pasar en esta vida, no es
lo peor que me puede pasar en esta vida, lo peor que me puede pasar en esta
vida ¡es nada! Y no me voy a sentar aquí para que no me pase
nada. ¡Absolutamente nada! Ya es
más mi deseo y mi curiosidad. Así es
que mira, Dragón – le dijo la Princesa agarrándole la cabeza y mirándolo
fijamente a los ojos. No te estoy
preguntando. Vas a ir directamente a esa
puerta y vas a soplar tan fuerte como puedas, vas a derretir el candado y voy a
salir de aquí, cuésteme lo que me cueste.
El
Dragón sólo pelaba los ojos enormes.
¡Híjoles!
– dijo en voz baja y casi impactado.
Nunca nadie me había hablado así.
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