SI QUIERES QUE TE QUIERAN, QUIERE
Tengo grabada la respuesta de mi papá. Hace unos días celebramos, con una cena en
familia, los 50 años de casados de mis papás.
Fueron momentos felices, de esos en lo que uno le da gracias a la vida
por tantas bendiciones. A la hora del
café, Macarena, una de mis cuñadas, le preguntó a mis papás qué consejo darían
a quienes aspiramos a cumplir tantos años de casados, tan compenetrados como
ellos lo están. Mi mamá contestó que era
cuestión de construir poco a poco, y cada día, los pilares que sostienen el
matrimonio como amor, tolerancia y comprensión.
Mi papá que es de pocas palabras, sólo dijo; “Si quieres ser feliz, haz feliz
a tu pareja. Si quieres que te quieran,
quiere.”
Este concepto retumbó en mi cerebro, y sigue haciendo eco
con mucha frecuencia, ya que es aplicable no sólo con nuestra pareja, sino en
cualquier campo y tipo de relación humana.
Si observamos, ¿por qué al ver un bebé que nos sonríe, de
inmediato compra nuestro corazón? O, ¿por qué nos gana nuestro perro cuando
llegamos a casa y al vernos ladra y se alborota como si fuéramos el único ser
viviente sobre la tierra?
Si criaturas tan inocentes lo saben y lo hacen por algún
instinto divino, ¿por qué no lo hacemos
nosotros? Si sólo mostráramos interés y
cariño por los demás, en un mes ganaríamos más amigos de los que ganaríamos en
un año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario