jueves, 11 de julio de 2013

Del Libro "Bullying Acoso escolar" de María Guadalupe Rincón



FACTORES FAMILIARES DETERMINANTES



Uno de los principales factores que influyen en la victimización y el acoso escolar, es la intimidación en la familia (hermanos, padres, abuelos, trabajadores domésticos), en la guardería o en el barrio.  Es decir, los niños que son testigos o víctimas de amenazas, gritos, golpes, castigos omnipresentes, injurias, mensajes despreciativos, críticas frecuentes, exigencias desmesuradas, amenazas de abandono, etc., suelen afrontar el miedo que esta violencia les causa de diferentes maneras, ya sea identificándose con el agresor o la víctima.  Así, algunos niños reaccionan atacando; y otros, replegándose sobre sí mismos para protegerse. Muchos de ellos presentan en la escuela reacciones hostiles o de ansiedad, y los más sensibles son generalmente los más afectados.
Otro de los factores importantes de riesgo es la sobreprotección;  los padres que supervisan a sus hijos de manera exagerada y no les permiten tomar iniciativas o riesgos propios de su edad, o los padres que no dan ninguna responsabilidad a sus hijos para evitarles esfuerzos.  Estos niños estarán a menudo en espera de aprobación y dependerán de la ayuda de otras personas para actuar.  Esta pasividad y dependencia pueden constituir un obstáculo mayor para la afirmación de sí mismo, uno de los motivos por el cual el niño no aprende a defenderse, o un irritante en la relación con los otros niños y profesores.
Desafortunadamente se encuentran con frecuencia la sobreprotección y la intimidación juntas en un mismo ámbito familiar.  Uno de los padres se muestra exigente, crítico, inflexible y poco compasivo, mientras que el otro se muestra poco firme, servicial y permisivo.  Uno de los padres duro y el otro blando, y hasta se podría decir que uno compensa las carencias del otro.  En esta dinámica familiar, los hijos pueden inhibir cualquier acción en espera de aprobación, igualmente pueden mostrarse angustiados, agresivos o intolerantes.  ¿Es falta de comprensión o demasiada? ¿Es un marco rígido o demasiado permisivo?  Lo que sí es, es un contexto incoherente en el interior de la familia.
Incluso si los padres están de acuerdo, la falta de constancia en la aplicación de las reglas de funcionamiento y en la realización de las responsabilidades es otro de los factores que influyen en la adaptación social de los niños en la escuela.  La constancia puede verse afectada por el estado de ánimo de los padres.  Si están de buen humor, exigen menos, pero si están de mal humor, exigen más.  O bien, cuando el niño muestra un buen funcionamiento, los padres abandonan los límites, pero cuando las cosas van mal, recrudecen los castigos.  Esta manera de funcionar crea patrones de comportamiento inestable de tipo montaña rusa.
La falta de límites claros respecto a la expresión del enojo y la falta de habilidades sociales de los padres para manejar esta emoción se refleja igualmente en el comportamiento de los niños en la escuela.
Las tensiones familiares, como peleas, separación, divorcio, dificultades laborales, desempleo, deudas y problemas económicos, pueden provocar gran irritabilidad de los padres y poca disponibilidad para mantener la constancia y coherencia en el marco de referencia.
Los niños que viven en la pobreza muestran un rendimiento escolar, una capacidad de adaptación emotiva y un desarrollo de competencias sociales menores que los niños de clase media.

Como se puede ver, el contexto familiar puede tener una influencia en el acontecer de la intimidación entre alumnos, pero hay que ser prudentes para no atribuir toda la responsabilidad a la familiaExisten niños que tienen un entorno familiar muy adecuado y, sin embargo, se comportan como verdaderos verdugos solamente para sentirse superiores o mejores, ya sea física o psicológicamente hablando.    

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