viernes, 7 de julio de 2023

Del libro “Comienza siempre de Nuevo” de Jorge Bucay - Fortaleza

 

Del libro “Comienza siempre de Nuevo” de Jorge Bucay

 




Ciertamente, la fuerza interna no es un don gratuito que aparezca mágica y espontáneamente en nuestra vida; hay que trabajar en ella y una vez conquistada puede, si la cuidamos y alimentamos, acompañarnos para siempre.  Nuestra fortaleza interior viene determinada por varios factores, tan complejos como dispares, que conviene destacar:

 

v  *  El temperamento, en el sentido de la parte de la estructura de nuestra personalidad que ha nacido con nosotros.

v  *  El papel que nos ha tocado asumir en la familia, relacionado también con el interjuego de papeles de los demás miembros.

v  *  Los valores con los que nos han educado nuestros padres.

v  *  La influencia innegable de algunas circunstancias o hechos puntuales de nuestra historia que consiguen o no templarnos frente a las dificultades.

v  *  Y especialmente, el entrenamiento en el uso de estas herramientas, la propia decisión de acrecentar esa fuerza por la vía de conocer, agregar y desarrollar recursos internos confiables y potentes:  ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis habilidades? ¿Para qué soy bueno? ¿Qué puedo aprender y mejorar?

 

Dice el psicoterapeuta, Nathaniel Branden, que uno puede reconocer a los hombres y mujeres con fuerza interior y un bien nivel de autoestima desde su mera expresión gestual, desde su actitud segura y amable, desde su manera de moverse en el mundo, que refleja el pacer de estar vivos y serenos.  Hombres y mujeres que pueden hablar de sus logros y sus fallas directa y honestamente, mostrando una relación amistosa con los hechos, que rara vez son vividos como amenazantes.

 

La persona que se apoya, con solidez, en su potencia interna es capaz de estar permanentemente abierta, tanto a los halagos y las expresiones de afectos de los demás como a sus críticas y recriminaciones, porque su relación consigo misma no depende de la aprobación o el aplauso de otros y porque su autovaloración no utiliza como parámetro la comparación con lo que socialmente se acepta como “perfecto”.

 

Así, la fortaleza interior se refleja espontáneamente en la eficacia y la voluntad, en una ampliación de la capacidad de comprender, en la natural perseverancia frente a las dificultades, en una mayor capacidad de tomar decisiones y, paradójicamente, en una mayor disposición a aprender.

 

La confianza en nuestras fuerzas es la puerta hacia las mejores cosas de la vida: la serenidad, la armonía, la curiosidad, la creatividad, la flexibilidad y, sobre todo, la capacidad de reírnos, sin limitaciones.

 

Entonces, para pensar después en los demás, debes aprender, en contra de muchas cosas mal aprendidas, a pensar en ti  adecuadamente y anticipar lo que puedes a lo que quieres, para que tu deseo nunca quede condicionado por las cosas verdaderamente imposibles que, en general, ni siquiera son el producto de sueños propios.

 

Claro que la línea que separa lo saludable de lo enfermizo es muy fina y para no cruzarla no solo es imprescindible conocer las propias limitaciones, sino que también habrá que cuidarse de que algunas limitaciones verdaderas, de tiempos pasados, no sigan siendo fantaseadas como presentes y genuinas incapacidades. Muchas ideas de “no se debe” o “no se puede” pertenecen, a menudo, a un pasado donde no era yo el dueño de mis decisiones ni tenia demasiada consciencia de mis preferencias; una época en la que aquel que yo era no podía, no sabía (o no quería ni siquiera saber); y por eso se quedaba dependiendo del cuidado de algunos a merced de la decisión de los otros.

 

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