“Favor con favor NO
se paga”. Autora: Alicia Campos.
Una breve
definición de FAVOR que se encuentra en el diccionario es “Ayuda, servicio o protección gratuita”;
otra definición es “Acto que se realiza para ayudar, complacer o prestar un
servicio a una persona por amabilidad, amistad o afecto.” Si se fijan no hay nada que indique un pago.
Sin embargo,
existe un refrán que dice “favor con
favor se paga” y no tengo idea a quien se le ocurrió, pero supongo fue a
una persona que esperaba “cobrarse el favor”, o “sacar un beneficio a expensas
de la necesidad de otro”, o “tomar ventaja de alguna forma”. De ahí que cuando alguien se ofrece a
apoyarnos, nos obsequia algo, o tiene muchas atenciones hacia nosotros,
sentimos que estamos en deuda o que más tarde nos cobrará el favor.
Esta reflexión es
para invitarlos a dejar de pensar en ese dicho y a cambiar ese sentimiento de
obligación hacia quien nos ayudó, y sobre todo a que hagamos los favores sin
esperar nada a cambio, de lo contrario sería un préstamo, un trueque, un crédito,
o un adeudo con una fecha de caducidad pendiente.
Los favores se
hacen desde el fondo del corazón y pensando en el bienestar de quien lo
solicita, por lo tanto, si hubiese una retribución sería la satisfacción de
haber ayudado, el gusto por compartir, y la alegría de haber sido útil para
quien se encontraba en apuros. Algunas
personas quedan tan agradecidas por la ayuda recibida que tal vez quieran
premiar o compensar dicho acto, y es correcto aceptarlo mientras sea solo por
complacer a quien solicitó el favor.
Los favores son muestra de amor y bondad, por lo
tanto deben ser incondicionales y desinteresados, pero hay que tener cuidado con aquellos que
quieren tomar ventaja de nuestro gran corazón, tal vez en algún momento debas
poner límites o aclarar el alcance de tus posibilidades. Por ejemplo, una persona que continuamente te
pide tu patineta, bicicleta y otros artículos, tal vez deba aprender a obtener
sus propias cosas y el negárselos sería una forma de concientizarlo de
ello.
Por otro lado, cuando te soliciten un favor tómate el
tiempo de analizarlo y evaluar los riesgos así como los efectos en tu vida diaria. Por ejemplo, si un amigo te pide tu chamarra
de piel para un evento importante, considera el riesgo de que pueda
extraviarla, deteriorarla o simplemente no devolvértela, eso te ayudará a
decidir si la prestas o no. Ahora bien,
si decides prestar la chamarra, desde un principio indícale las
responsabilidades del cuidado de dicha prenda y el momento de la devolución,
pero no vayas a cobrar el favor más adelante.
Es verdaderamente
desagradable encontrarnos con personas que parecen llevar una libreta listando
todos los favores que han hecho y el balance adeudado, y el día que por alguna
razón no podemos ayudarlos cuando nos solicitan un favor, remarcan el “adeudo”
casi exigiendo el pago. Más que pensar
en la devolución del favor, se deberían enfocar en ver la calidad humana y la
buena voluntad de las personas que le han ayudado, para así contagiarse de esa
nobleza de corazón y hacer lo mismo.
Por otra parte,
para quien solicita el favor, lo debe hacer sin expectativas, y vamos a
depender de las posibilidades y firme deseo que tiene la persona para
ayudarnos, si NO puede, NO quiere o NO tiene la capacidad para hacerlo, no debe afectarnos, simplemente
debemos buscar alternativas para solucionar nuestro problema. En cuanto a quien
brinda el favor, debe ser sin sentirse obligado, sin presiones y sin culpas,
más bien debe ser un acto genuino y espontáneo, aunque en la familia
principalmente pareciera ser una obligación.
Quiero remarcar
que hay que ser agradecidos con quienes
decidieron ayudarnos, ya que pusieron en segundo lugar sus actividades por auxiliarnos,
y en algunos casos nos salvaron de hacer un gasto no contemplado. Aun cuando su mejor esfuerzo pudiera no
cumplir con nuestras expectativas o resultado esperado, y en términos generales las cosas no salgan
como quisiéramos, hay que agradecerlo por el simple hecho de que tuvieron la
intención de apoyarnos. Un ejemplo
clásico es cuando se solicita apoyo para cuidar a los hijos, tal vez el
cuidador les de golosinas o alimentos que a los padres no les agrade, pero no
deben molestarse ya que gracias al favor que hicieron por cuidar a los niños, ellos
pudieron ir a trabajar sabiendo que sus hijos tenían protección y cuidados. Y vaya que cuidar niños ajenos es una gran
responsabilidad, pero ese es otro tema.
Por último,
debemos estar preparados para recibir malas críticas, enojos y desacuerdos
cuando nos negamos a acceder a la petición de un favor, y en gran parte es
porque no nos gusta recibir un “no” como respuesta, pero primero está nuestro
bienestar. Si el solicitante se molesta,
puedes simplemente decir lo siento, o explicar de forma asertiva tus razones, o
mejor aún, presentarle algunas alternativas, pero nunca sentirte obligado a
acceder porque entonces deja de ser un favor.
En
conclusión:
Un favor es una ayuda que no requiere de un
pago, habrá personas que queden tan agradecidas que te quieran compensar por tu
apoyo, lo cual es correcto aceptar, pero lo importante es que no hay obligación
alguna.