jueves, 21 de julio de 2022

 

Del Libro  “El lado  FÁCIL  de la  GENTE   DIFÍCIL”  de  César Lozano

 

 



¡Con quién te juntas?   No entraré en detalles en una decisión tan obvia y tan trascendente.  Como ya comenté, la gente influye para bien o para mal.  La bien conocida frase “dime con quién andas y te diré quién eres” tiene su fundamento.  Por lo tanto, conocer a la gente que más tratas o más te agrada puede ayudarte a tomar decisiones certeras para continuar o no una relación.  Formularte preguntas contundentes como:

 

·         ¿Su presencia me motiva o desmotiva?

·         ¿Concuerdo con la mayor parte de su forma de ser, pensar y actuar?

·         ¿Estoy de acuerdo con la mayoría de sus decisiones?

·         ¿Insiste en cambiar mi manera de ser o pensar por considerarla fuera de su contexto?

·         ¿Relacionarme con esa persona me ha provocado problemas frecuentes?

·         ¿Me ha involucrado en situaciones de conflicto con o sin mi autorización, de lo cual me arrepiento?

·         En conclusión, ¿su presencia ha sido nociva para mí o para la gente que quiero?

 

No olvides que una cosa es divertirte con alguien y otra muy diferente que esa diversión te haya metido en problemas de los cuales te arrepientes.  Gente divertida abunda, y las situaciones desgastantes, fruto de esa diversión, pueden cambiar tu destino.

Recordé la historia de aquel rey que deseaba tener en sus filas a un nuevo guardia principal que lo protegiera, ya que el anterior había fallecido.  Decenas de guardias de palacio deseaban tan anhelado puesto.  El rey citó a todos los candidatos para elegir a quien supliera a su antecesor, y lo resguardara directamente.  Nadie sabía ni se imaginaba de qué forma el rey tomaría tan importante decisión.  ¿Les formularía alguna pregunta difícil? ¿Los pondría en combate? Todos sabían que tenía formas extrañas y originales para tomar decisiones trascendentes.

El día tan anhelado llegó y la cita fue en uno de los salones más grandes del palacio.  En el centro del salón había una maravillosa mesa labrada con las más bellas y carísimas madreas.  Un jarrón asombroso, de los más finos, traído de tierras lejanas y, en su interior, las flores más exóticas e increíbles jamás vistas.  Todo un espectáculo.

Llegó el rey, observó fijamente a cada uno de los candidatos y señalando la mesa, el jarrón y las flores les dijo: “He ahí el problema”, y se sentó en el trono.

El silencio y la incertidumbre se hicieron presentes.  El murmullo de algunos de los presentes se escuchó…. ¿Cuál problema? Y después de varios minutos de silencio, se levantó uno de los candidatos, sacó su espada y destruyó la mesa, el jarrón y las flores, dejando pedazos  por doquier.  Los murmullos no se hicieron esperar.  La cara de asombro y desaprobación del resto de sus compañeros era notable.

El rey, después de ver lo acontecido, se levantó de su trono, vio los despojos delo que había sido una maravillosa mesa, pedazos del jarrón carísimo y la destrucción de las flores bellísimas que antes lucían en el centro del salón.  Volteó a ver al hombre que guardaba su espada en ese momento. El rey sonrió y dijo:  “He aquí el nuevo guardia principal de palacio”.  Y se marchó.

¿Cuál es la moraleja?  Que los problemas más graves de nuestra vida se disfrazan de cosas muy bellas.

·         “Al cabo nadie se va a dar cuenta.”

·         “Tengo derecho a disfrutar la vida.”

·         “Lo que sucede en Las Vegas, en Las Vegas se queda.”

·         “Al cabo todo el mundo lo hace…”

·         “Sí, ya sé que soy casado pero ella está bien guapa…”

 

Y podría seguir con la lista de situaciones agradables que pueden constituir un problema.

 

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