Del Libro “100
rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem
91.- Sólo los inseguros
van por la vida colgándose las medallas del trabajo de los otros.
92.- No hay fortuna que sobreviva a hijos que sólo
saben gastar y no aprenden a trabajar.
Como hijo de inmigrante, yo tuve como modelo a aquellos hombres que trabajaban lo doble y gastaban la mitad. Ese sigue siendo mi legado para mis
descendientes.
93.- Cuando converso con los jóvenes, incluso con
mis nietos, me doy cuenta de que piensan que el éxito es gratuito. Con la mesa puesta algunos no acaban de
entender que, sin trabajo y
perseverancia, sin idealismo, austeridad y esfuerzo diario, no hay forma de
llegar lejos.
94.- Una sociedad que permite que silenciosamente
vayan minándose sus valores fundamentales, que permite que ciertas clases
despilfarren y pierdan todo recato, necesariamente va despertando
resentimientos que un día la destruirán.
95.- Un ser humano que no alcanza el amor de su familia y de sus amigos, es
un pobre hombre.
96.- Tengo por costumbre no irme a la cama con pendientes.
Si algo me comprometo a hacer, aunque sea minúsculo, lo anoto en una
tarjetita que llevo en la bolsa de mi traje y ese mismo día intento cumplir.
97.- Escribir
un diario puede ser un espacio fundamental para incitar el análisis, la
reflexión y la auto-crítica.
98.- Antes de tener hijos, deberíamos graduarnos
de papás. Igualmente, antes de ser esposos,
deberíamos licenciarnos de novios. Los
seres humanos somos de tal irresponsabilidad que, en las tareas más importantes
de nuestras vidas, carecemos de preparación.
99.- Cuando Carmen murió sentí por vez primera que
me derrumbaba, su ausencia nos dejó desamparados. Tarde entendí que el sentido de la vida no es
otro que llenar de amor nuestro
breve espacio.
100.- Un bromista dice, y yo lo adopto en la
vejez: sé siempre moderado, al peligro no te arrojes, pero si ya estás
ensartado, ni te aflijas ni te aflojes.
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