Primer
ladrón: El control
Segundo
ladrón: La arrogancia
Tercer ladrón: La codicia
Cuarto
ladrón: El consumismo
Quinto
ladrón: La comodidad
La codicia es otro de los poderosos ladrones. Es engañosa porque usa muchos disfraces, que
pueden darle una apariencia inofensiva o
incluso de ambiciosa, pero de un modo productivo. ¿Qué hay de malo en desear algo que todavía
no tienes? ¿No es acaso desear algo el
origen del progreso en la vida? Pero si la analizamos detenidamente, pronto nos
daremos cuenta de por qué nos roba tan hábilmente nuestra felicidad.
La codicia no es sólo desear algo, pues combina varios
elementos que nos van sustrayendo nuestra felicidad. La codicia no es un deseo
cualquiera, es esa parte de nosotros que mira hacia afuera y se fija en lo que
tienen los demás, o en algo que no tenemos, y vuelve a nosotros en forma de
envidia. La envidia es el sentimiento de
descontento o incluso el anhelo con resentimiento que nos despiertan las
cualidades, posesiones o la suerte de otros.
Cuando nos damos cuenta de que la codicia es tanto lo que sentimos en
nuestro interior como el objeto de nuestro deseo externo, es fácil ver cómo
puede robarnos la felicidad.
Pensemos en todas las cosas que codiciamos y que no
tenemos: más dinero, mejor
posición social, tener otros dones naturales diferentes a los que poseemos,
otras parejas, un cabello con otra textura, ser más altos o más bajos, más
jóvenes o mayores, y la lista sigue.
El ladrón siempre nos está diciendo que deberíamos estar en un estado de
carencia, decepción y envidia. En esencia, lo que este ladrón nos está
diciendo constantemente es que nuestro sentido de identidad depende de una
referencia del mundo exterior, que se centra en la pregunta: ¿Con
quién me comparo?
La gratitud: la fuerza opuesta
La fuerza opuesta a la codicia es la gratitud. Investigaciones recientes han demostrado el
increíble poder que tiene la gratitud
para incrementar
nuestra sensación de bienestar y felicidad, mejorar nuestra salud, ayudarnos a
envejecer bien e incluso para promover una conducta pro social
Robert Emmons, un profesor de la Universidad de California
en Davis, es pionero en la investigación sobre la gratitud. En algunos de sus estudios más influyentes,
él y sus colaboradores colocaron personas al azar en una de estas tres
situaciones. A cada persona del primer
grupo se le pidió que anotara cinco cosas por las que estuviera agradecido
y que le hubieran sucedido la semana anterior; a los componentes del segundo
grupo se les pidió que anotaran cinco cosas que les hubieran molestado
la semana anterior y a los del tercer, que anotaran cinco acontecimientos de
la semana anterior sin más especificaciones.
La investigación demostró al
final del estudio que las personas
que escribieron sobre la gratitud estaban menos estresadas, eran más optimistas
y, en general, se sentían un 25 por ciento más felices que el resto de
los participantes. También coincidió con
que hacían más ejercicio y tenían menos problemas de salud. Con el tiempo, la investigación se amplió a
gente enferma, y los investigadores pudieron demostrar que aunque las personas
se encuentren en situaciones difíciles en su vida, son mucho más felices,
optimistas y sufren menos dolor gracias al sencillo acto de escribir sobre la
gratitud. Curiosamente, los que
practicaban este tipo de escritura también eran más amables y solidarios con
los demás.
Es un estudio especialmente revelador, Emmons identificó a
personas con una fuerte predisposición hacia la gratitud. Entonces los investigadores pidieron a las
amistades de estas personas que respondieran a una encuesta respecto a ellas, y
compararon dichas respuestas con otras similares de amistades de personas menos
agradecidas. Según los amigos, las
personas agradecidas tenían conductas más solidarias, amables y serviciales
(por ejemplo, prestar dinero o ser compasivas, ser solidarias y apoyar
emocionalmente) que las que son menos agradecidas.
El número de investigaciones sobre los beneficios de la
gratitud ha ido en aumento desde que Emmons y sus colaboradores iniciaron esta
línea de investigación. En un blog de Psycology Today, la autora Ann Morin resumió
una gran parte de las investigaciones e identificó siete beneficios. Entre los beneficios ya probados que obtienen
las personas agradecidas, dice la autora, se cuentan: padecer menos achaques, tener más
tendencia a hacer ejercicio, ser más felices y estar menos deprimidas, tener
más probabilidades de que su forma de actuar sea pro social, dormir mejor,
tener la autoestima más alta y mostrar más resiliencia frente a las situaciones
de estrés. También es menos
probable que las personas agradecidas sean vengativas o agresivas con los demás
cuando reciben una respuesta negativa.
¡Incluso se ha demostrado que la gratitud refuerza el sistema
inmunitario!
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