sábado, 11 de agosto de 2018

Del Libro “Los cinco ladrones de la felicidad” de John Izzo



Primer ladrón:       El control
Segundo ladrón:   La arrogancia
Tercer ladrón:       La codicia
Cuarto ladrón:      El consumismo
Quinto ladrón:      La comodidad




La codicia es otro de los poderosos ladrones.  Es engañosa porque usa muchos disfraces, que pueden darle  una apariencia inofensiva o incluso de ambiciosa, pero de un modo productivo.  ¿Qué hay de malo en desear algo que todavía no tienes?  ¿No es acaso desear algo el origen del progreso en la vida? Pero si la analizamos detenidamente, pronto nos daremos cuenta de por qué nos roba tan hábilmente nuestra felicidad.
La codicia no es sólo desear algo, pues combina varios elementos que nos van sustrayendo nuestra felicidad. La codicia no es un deseo cualquiera, es esa parte de nosotros que mira hacia afuera y se fija en lo que tienen los demás, o en algo que no tenemos, y vuelve a nosotros en forma de envidia.  La envidia es el sentimiento de descontento o incluso el anhelo con resentimiento que nos despiertan las cualidades, posesiones o la suerte de otros.  Cuando nos damos cuenta de que la codicia es tanto lo que sentimos en nuestro interior como el objeto de nuestro deseo externo, es fácil ver cómo puede robarnos la felicidad.
Pensemos en todas las cosas que codiciamos y que no tenemos:  más dinero, mejor posición social, tener otros dones naturales diferentes a los que poseemos, otras parejas, un cabello con otra textura, ser más altos o más bajos, más jóvenes o mayores, y la lista sigue.  El ladrón siempre nos está diciendo que deberíamos estar en un estado de carencia, decepción y envidia. En esencia, lo que este ladrón nos está diciendo constantemente es que nuestro sentido de identidad depende de una referencia del mundo exterior, que se centra en la pregunta:  ¿Con quién me comparo?

La gratitud:  la fuerza opuesta
La fuerza opuesta a la codicia es la gratitud.  Investigaciones recientes han demostrado el increíble poder que tiene la gratitud para incrementar nuestra sensación de bienestar y felicidad, mejorar nuestra salud, ayudarnos a envejecer bien e incluso para promover una conducta pro social
Robert Emmons, un profesor de la Universidad de California en Davis, es pionero en la investigación sobre la gratitud.  En algunos de sus estudios más influyentes, él y sus colaboradores colocaron personas al azar en una de estas tres situaciones.  A cada persona del primer grupo se le pidió que anotara cinco cosas por las que estuviera agradecido y que le hubieran sucedido la semana anterior; a los componentes del segundo grupo se les pidió que anotaran cinco cosas que les hubieran molestado la semana anterior y a los del tercer, que anotaran cinco acontecimientos de la semana anterior sin más especificaciones.  La investigación  demostró al final del estudio que las personas que escribieron sobre la gratitud estaban menos estresadas, eran más optimistas y, en general, se sentían un 25 por ciento más felices que el resto de los participantes.  También coincidió con que hacían más ejercicio y tenían menos problemas de salud.  Con el tiempo, la investigación se amplió a gente enferma, y los investigadores pudieron demostrar que aunque las personas se encuentren en situaciones difíciles en su vida, son mucho más felices, optimistas y sufren menos dolor gracias al sencillo acto de escribir sobre la gratitud.  Curiosamente, los que practicaban este tipo de escritura también eran más amables y solidarios con los demás.
Es un estudio especialmente revelador, Emmons identificó a personas con una fuerte predisposición hacia la gratitud.  Entonces los investigadores pidieron a las amistades de estas personas que respondieran a una encuesta respecto a ellas, y compararon dichas respuestas con otras similares de amistades de personas menos agradecidas.  Según los amigos, las personas agradecidas tenían conductas más solidarias, amables y serviciales (por ejemplo, prestar dinero o ser compasivas, ser solidarias y apoyar emocionalmente) que las que son menos agradecidas.
El número de investigaciones sobre los beneficios de la gratitud ha ido en aumento desde que Emmons y sus colaboradores iniciaron esta línea de investigación.  En un blog de Psycology Today, la autora Ann Morin resumió una gran parte de las investigaciones e identificó siete beneficios.  Entre los beneficios ya probados que obtienen las personas agradecidas, dice la autora, se cuentan:  padecer menos achaques, tener más tendencia a hacer ejercicio, ser más felices y estar menos deprimidas, tener más probabilidades de que su forma de actuar sea pro social, dormir mejor, tener la autoestima más alta y mostrar más resiliencia frente a las situaciones de estrés.  También es menos probable que las personas agradecidas sean vengativas o agresivas con los demás cuando reciben una respuesta negativa.  ¡Incluso se ha demostrado que la gratitud refuerza el sistema inmunitario!



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario