Primer
ladrón: El control
Segundo
ladrón: La arrogancia
Tercer
ladrón: La codicia
Cuarto ladrón: El consumismo
Quinto
ladrón: La comodidad
El yogi en la playa
Hace algunos años, mientras estaba de vacaciones en Jamaica,
fui a clases de yoga diariamente con un gran maestro. Al final de cada sesión nos pedía que
visualizáramos un lugar hermoso, real o imaginario. Teníamos que elegir un entorno hermoso, real
o imaginario. Teníamos que elegir un
entorno donde nos sintiéramos tranquilos, felices y contentos. Podía ser una playa, una habitación
silenciosa, un templo o la cima de una montaña.
Yo elegí un claro en el bosque, rodeado de grandes árboles centenarios,
que dejaban pasar la suficiente luz solar para calentarme donde estaba
sentado. Los pájaros cantaban; el cielo
estaba despejado.
Nos pedía que fuéramos a ese lugar y que experimentáramos un
profundo sentimiento de satisfacción.
“Éste – nos decía – es vuestro lugar. Está en vuestro interior. En cualquier momento, cualquier día, pase lo
que pase a vuestro alrededor; éste será
vuestro refugio. Nadie habrá de guiaros
hasta él; nadie deberá daros
permiso; y cuando estéis allí, nadie os
podrá arrebatar la satisfacción. No
olvidéis nunca que podéis ir a este lugar siempre que lo deseéis y que el único
que puede impediros ir sois vosotros mismos”.
Esto me hizo reflexionar sobre algunas historias que había
leído de personas que habían sobrevivido a circunstancias espeluznantes, como
secuestros o como prisioneras de guerra.
Muchas de ellas, especialmente las que consiguieron mantener una paz
relativa, escribieron de un modo u otro sobre esta misma idea. Afortunadamente, para la mayoría de nosotros
nuestras dificultades diarias para lograr la felicidad son mucho más
llevaderas. Recuerda que el ladrón
quiere que pienses que necesitas algo ajeno a ti para elegir la felicidad. Este ladrón no es tu amigo. Hay un lugar donde mora la satisfacción y se
encuentra en tu interior.
Cuatro formas de alejar al cuarto ladrón
·
Medita
diariamente empezando por repetir el mantra:
“Elijo la satisfacción”. Busca la
forma de recordar que la felicidad no está fuera.
·
Siempre
que te des cuenta de que estás pensando:
“Seré feliz cuando….” O “Sería feliz si…”, detén estos pensamientos y regresa a la
morada interior donde se encuentra la felicidad. Concéntrate en la elección de ser feliz
ahora.
·
Plántale cara al consumista que hay en ti. Siempre que sientas la tentación de comprar
algo, pregúntate si te aportará verdadera felicidad. El problema no está en el objeto en sí, sino
en creer que te hará feliz.
·
En la sociedad, hagámonos esta pregunta más
profunda: ¿cómo podemos crear un sistema
que permita la vida humana sin esclavizarnos a los objetos y al consumismo
incesante que causa estragos en el planeta?
Elige empezar a caminar con menos peso en tu mochila. Comparte cosas, compra menos y deshazte de
aquellas que restan valor más que aportarlo.
Mantra
Puedo elegir
la felicidad y la satisfacción ahora mismo.
Son un producto de mi mente, no el resultado de lo que me está
sucediendo. Elijo la felicidad en este
momento,
.