Primer
ladrón: El control
Segundo ladrón: La arrogancia
Tercer
ladrón: La codicia
Cuarto
ladrón: El consumismo
Quinto
ladrón: La comodidad
La arrogancia es un ladrón muy poderoso que se centra en
nuestro pequeño ego. Al igual que
Narciso, siempre estaremos buscando la felicidad donde no podremos hallarla en
nuestra búsqueda del yo, y al final moriremos espiritualmente de
agotamiento. Si optamos por alejar al
ladrón, podremos reivindicar nuestro sitio correcto dentro de una trama
infinitamente mayor que nosotros mismos, que es eterna en sí misma. Al
rendirnos podremos ver que servir a un
bien común es la senda hacia la felicidad.
Eso sólo sucede cuando dejamos de preocuparnos por nuestra historia
personal y nos unimos a la conversación general que nos envuelve. La humanidad entera tiene que domar a este
ladrón, para que no lleguemos a destruir la biosfera que nos dio la vida, el
complejo sistema del que jamás hemos estado separados, pero al cual tenemos la
oportunidad especial de poder servir.
Incluso la muerte, que roba la felicidad a tanta gente,
desaparece cuando se levanta el velo de la separación. ¿Qué es el miedo a la muerte, si no el miedo
a la pérdida de nuestra arrogancia, el miedo a no ser importantes fuera de
nuestro contexto dentro de la totalidad?
Cuando podamos vislumbrar la verdad – que no existe separación entre
nosotros y entre nada que esté “allá afuera” – este ladrón perderá su poder
para aprovecharse de nuestro miedo a no ser únicos, especiales o distintos.
Cuatro formas de alejar al segundo
ladrón
·
Siempre que te des cuenta de que te obsesionas
con la historia de tu vida, recuerda que formas parte de una historia mucho más
importante. El ladrón quiere que te
sientes a mirar tu reflejo, pero en ello no hallarás la felicidad.
·
Recuerda que la felicidad es un subproducto de
ser parte de algo más grande que uno mismo:
una causa, el trabajo de tu vida o el servicio a la naturaleza o a las
personas. Concéntrate en servir, en lugar de en recibir.
·
Cuando te aceche el miedo a la muerte, repite
que es una mentira. De algún modo estás
aquí desde el principio de los tiempos y seguirás estando eternamente. La imagen reflejada en el agua no es real,
como puede que tampoco lo sea el tiempo.
·
Creemos un nuevo mito en nuestra vida común que
nos permita unir la fe y la ciencia. Los
seres humanos forman parte de la naturaleza, pero tienen un papel especial.
Como custodios de este gran experimento de la vida, podemos hallar un sentido
colectivo. Crear un mundo equitativo que
nos vaya bien a todos forma parte de esto, y aunque no sea por motivos morales,
puede ser por razones prácticas. Sólo
podremos prosperar cuando todos estemos realmente a salvo y felices.
Mantra
Estoy conectado con todo lo que es, y si
puedo contribuir al bien de la totalidad, la felicidad me encontrará a mí.
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