sábado, 13 de enero de 2018

Del Libro “Soy mujer, soy invencible ¡y estoy exhausta! De Gaby Vargas



¿Qué  harías diferente?


“Enlista las cinco personas o cosas que más valoras en la vida, por orden de importancia.”   El maestro lanzó la orden, en el congreso de logoterapia, y te invito a ti, querida lectora, a que hagas el ejercicio también.  Me detuve y reflexioné.  Pensé en Pablo y, como ola, me inundé, me envolvió.  Me siento plena.  Su nombre es lo primero que escribo.  Mis compañeros y yo, entusiasmados, intercambiamos nuestros tesoros.  Mis hijos, mis nietos, la salud, mis yernos, mis papás, la naturaleza, los amigos, la vida, en fin…   Es difícil establecer una jerarquía con tantos amores, con todo aquello que siempre damos por descontado.

El siguiente planteamiento cae como balde de agua fría: imagina que pierdes aquello que escribiste en primer lugar.  ¿Qué pasaría?  Imagínate.  De inmediato se hace un silencio.  Todos sentimos un puñal en el plexo solar.  Esa idea ha existido siempre, pero nos la hemos quitado de la cabeza como si se tratara de un mal pensamiento.  Ahora debemos anidarla, sentirla, escribirla y comunicarla.  ¿Qué me pasaría si pierdo a Pablo? ¿Qué te pasaría si pierdes a la persona que más valoras en la vida?   Con sólo pensarlo se apaga mi vida.  Encuentro difícil expresar con palabras el sentimiento de orfandad al que me asomo.  Borges tuvo razón al escribir:  “No hay más paraísos que el paraíso perdido.”


Una vez que intercambiamos nuestros dolores, reales e imaginarios, escuchamos el tercer planteamiento: imagina que la vida te da la oportunidad de recuperar aquello que perdiste.  ¿Qué harías diferente?  ¿Qué actitud cambiarías?  Es increíble lo que un ejercicio de este tipo nos puede hacer reflexionar.  ¡Qué importante es ser conscientes de cuando estamos en el paraíso!  Para apreciarlo y disfrutarlo.   



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