COMO EVITAR LOS MALOS ENTENDIDOS
¿Sabías que nueve de cada 10 problemas se deben a una mala
comunicación entre las personas? Esto
puede sonar exagerado, pero los estudios comprueban que así es. Y como dice Graham Green: “Si superáramos el último por qué de las
cosas, tendríamos compasión hasta de las estrellas.”
Todos sabemos que la sinceridad, el tacto y la expresión
genuina de los sentimientos son prácticas vitales en las relaciones con nuestra
familia, amigos, seres queridos y compañeros de trabajo. Sin embargo, en la comunicación hay
obstáculos que interfieren cuando menos lo deseamos. Como vimos, es muy común que haya malos
entendidos: “Yo pensé que tú…” “es que no sabía que…” Además, están las dificultades en la
transmisión del mensaje: “Eso no es lo que quise decir…” Entendí
que…” “Nunca
dije eso…” Las palabras
“correctas no salen o bien salen tarde y
se establece una lucha con los vocablos que, a veces, parecen expresar algo diferente
a lo que en verdad sentimos o, al salir de nuestra boca, se oyen ridículos,
huecos, tontos o poco atinados.
Así, a muchos se nos dificulta encontrar la línea, el
balance en que las palabras se conectan con la cabeza y el corazón de manera
armónica. El resultado es que, a veces,
por casualidad, le atinamos, y otras tantas nos equivocamos.
Es un hecho que hay personas dotadas de una maravillosa
capacidad de empatía y convivir con ellas es una verdadera delicia. Estos seres poseen una línea de comunicación
que corre derecha, firme y segura:
inicia en el corazón, pasa por la cabeza y cobra forma en palabras….
A manera de resumen, comparto contigo algunas técnicas que
nos pueden ayudar a evitar malos entendidos:
1)
Piensa
antes de hablar. Las palabras
espontáneas no siempre son las mejores.
Tómate el tiempo necesario para descifrar tus pensamientos. Mentalmente, revisa qué sientes, qué piensas
y qué quieres para, sólo entonces, ponerlo en palabras.
2)
No hay prisa. El verdadero diálogo no es un rebote
inmediato de palabras. Está bien
permanecer callados mientras pensamos la respuesta adecuada. Si es necesario, gana tiempo con frases del
tipo: “Esa pregunta es importante,
déjame pensarla un momento.”
3)
Ensaya lo que vas a decir. Se vale.
Si envidias las respuestas ágiles e inteligentes que ves en las películas,
sólo recuerda que los personajes siguen un guión. De igual manera, anticipa todo tipo de
respuestas que pudieran seguir de cualquier diálogo que pienses establecer,
desde las más favorables, hasta las menos optimistas. Experimenta lo que sentirías y lo que dirías
en caso de que sucediera cada una de ellas.
4)
Haz la tarea: La comunicación que convence, que persuade,
no sólo está llena de palabras bonitas; sobre todo, requiere de honestidad, entusiasmo,
datos útiles y relevantes.
5)
Escoge el momento y lugar apropiado. Procura que la conversación se lleve a cabo
en un lugar tranquilo. Y, si se trata de
pedir un aumento, hazlo después de haber concluido un proyecto exitoso. Si, en lo familiar, sabes que tu pareja está
de mejor humor después del café de la mañana, con paciencia espera ese momento.
6)
Cuida tu lenguaje corporal. En 1971, el psicólogo Albert Mehrabian
concluyó un estudio sobre la naturaleza de la persuasión. Encontró que 55 por ciento de la efectividad
en la persuasión depende de las señales visuales no verbales que emitimos. Es decir, gestos y movimientos
corporales: mantén un buen contacto
visual, evita cruzar los brazos o inclinarte hacia atrás. En seguida, influye el tono, la inflexión de
voz y el ritmo con el que emitimos las palabras. Treinta y ocho por ciento de la efectividad
de la persuasión lo ocupan los tonos de voz graves y profundos que se perciben
como más convincentes, y ocurre lo mismo con los tonos pausados, por lo que
Mehrabian concluye que 93 por ciento del mensaje verbal tiene muy poco que ver
con las palabras que utilicemos. Las
palabras, de hecho, sólo importan siete por ciento.
7)
Usa el pronombre nosotros. En una conversación, el pronombre yo se
enfrenta al otro pronombre tú. Si, a
través de escuchar, de hablar en el momento y lugar adecuado, logramos sumar el
yo con el tú, dará como resultado un nosotros.
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