jueves, 24 de febrero de 2011

Del Libro “Hijos tiranos o débiles dependientes” de Martha Alicia Chávez

BERRINCHES


Entre el año y medio y los tres años aproximadamente, la meta a lograr es la AUTONOMIA; la “separación” de la madre para diferenciarse como individuo aparte, ya que el bebé tiene una simbiosis con la madre, una percepción de ser una unidad con ella. La naturaleza humana es sabia y para realizar esta “tarea de vida” la psique del niño instaura el berrinche, el cual no está mal en sí mismo, pero es muy importante el manejo que los padres hacemos de él, porque de ello depende que el niño logre su meta de autonomía o, por el contrario, desarrolle distorsiones de la misma, como conflictos con la autoridad, o excesiva dependencia, que llevará consigo hasta la edad adulta. Del manejo de los padres dependerá también que el niño se convierta en un tirano, o que transite y culmine la “edad de los berrinches” de una manera sana.

A continuación te propongo una guía – digámoslo así – para el manejo del berrinche de los niños que se encuentran en esa etapa:
El niño hace berrinche cuando quiere algo. Entonces pregúntate:

¿Eso que quiere le perjudica a sí mismo o a otros?
¿Va a tener consecuencias desfavorables en el futuro cercano o lejano del niño?
Si tu respuesta es NO, permítele “salirse con la suya” porque esto también le ayudará a lograr esa autonomía, que, como ya dijimos, es la tarea a lograr en esta etapa de la vida.
Si tu respuesta es SI, tu decisión será un rotundo NO a lo que el niño quiere. Desde luego, esto ocasionará un berrinche. Con voz tranquila pero firme, explícale UNA SOLA VEZ algo como:
- No vas a comer nieve antes de la comida. Aunque llores y te enojes, no te voy a dar nieve antes de la comida.
- No puedes brincar en los sillones porque son de mi amiga y se los maltratas.
- No puedes tomar tal cosa porque es de X persona.
- No vas a cruzar la calle solo, porque es peligrosos; aunque te enojes, no te voy a soltar la mano.

Y acompaña tus palabras con las acciones acordes con ellas.
Luego ignora el berrinche, porque si sigues poniéndole atención o explicándole una y otra vez lo que ya dijiste, lo refuerzas. Una vez que se ha calmado, no antes, exprésale tu amor de la manera que se te antoje y “dale vuelta a la página”, ya no sigas hablando del asunto.

Obviamente, tendrás que adaptar estas recomendaciones a la situación y circunstancias y lugar donde te encuentres.

Y por favor ¡cumple lo que dices! Para que no pierdas la credibilidad y autoridad ante tu hijo. Así, tu amado retoño transitará de manera sana y adecuada por esta interesante etapa de la vida.


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