jueves, 15 de mayo de 2025

Del libro “El regalo” de Stefanos Xenakis - Lady Muck

 

Del libro “El regalo” de Stefanos Xenakis

 

LADY MUCK

Hace unos cuantos años, quedé con un amigo en un buen restaurante, humilde, en uno de los barrios residenciales más concurridos de toda Atenas. Llego con diez minutos de antelación, como de costumbre. Me siento y comienzo a observar a las personas que me rodean.

En la mesa que tengo al lado hay una mujer de unos cincuenta años, una de esas señoras bien vestidas que salen a comer.  Estaba sentada con la mirada perdida, completamente distraída. Los ingleses tienen un término para describir a ese tipo de personas presumidas:  Lady Muck. Va ataviada de pies a cabeza con lujosas prensas de diseño. El conjunto completo debe de haberle costado miles de euros. Tiene pinta de ser de esas personas que solo se preocupan por sí mismas, por su casa, por su coche y, bueno, por sus hijos.

Entra un vendedor de lotería de ochenta y tantos años, espigado, huesudo, jorobado y apoyado en un bastón. Se acerca a la mesa de la Lady Muck.  Presiento lo que va a pasar. Estoy convencido de que se lo va a quitar rápido de encima. Los observo con el rabillo del ojo.

Me quedo boquiabierto cuando la Lady Muck se pone en pie de un salto para saludarlo. Le ofrece una silla y lo ayuda a sentarse. El vendedor está desconcertado, igual que yo. Se sienta. Ella le sirve un vaso de agua. El anciano se lo bebe y le da las gracias.

Acto seguido, ella le alcanza el menú para que pida algo. Él le vuelve a dar las gracias, pero lo rechaza. Sigue sin entender nada.  Dicen algo, pero no lo oigo.  Después veo que le da a la señora unos cuantos boletos de lotería; un montón, de hecho.  Uno a uno, sin descanso. Debe de haberle comprado la mitad de los que llevaba.

Al final, los dos se ponen en pie. Lady Muck lo acompaña hasta la puerta. El vendedor esboza una sonrisa de oreja a oreja y sacude la cabeza de camino a la salida, incrédulo. La señora está todavía más contenta.

Me echo a reír para no perder la cabeza. Ahora me toca criticarme a mí mismo en vez de a la exquisita Lady Muck. Pero he aprendido una valiosísima lección.

 

NO JUZGUES A NADIE.

OBERVEA Y APRENDE.


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