Del libro
“¡Supéralo! Te adaptas, te amargas o te
vas” de
César Lozano
Siete hábitos
Deseo que pongas
en movimiento estos siete hábitos que harán de ti alguien que atraiga
irremediablemente el amor a tu vida, en todas sus manifestaciones.
1.- Recuerda
nombres
Ya empecé mal (lo
digo por mi), pues debo aceptar que es algo en lo que estoy trabajando. El sonido más melodioso que podemos escuchar
es nuestro propio nombre. Tengo que
reconocer que olvido fácilmente los nombres de quienes se acuerdan
perfectamente del mío, pero lo estoy trabajando, ya que sería terrible solo
aceptarlo pero no hacer nada al respecto.
Y estoy mejorando, sobre todo cuando intento grabármelos o cuando
utilizo estrategias que me han enseñado para no olvidarlos, como la asociación
de sus caras con alguien o con algo.
2.- Procura
ser prudente
No digas todo
lo que sabes ni todo lo que piensas. Este es un hábito sujeto siempre a
mejorar, ya que depende de una decisión y de práctica constante. No tienes por qué ser tan sincero o sincera
al extremo de decir tantas verdades que lastiman.
3.- Sé
paciente
¡Un don que te
acerca irremediablemente a la santidad! No todos tienen la agilidad, la
destreza y la inteligencia que tú.
Paciencia al actuar, sobre todo con quienes sabes que lo necesitan.
Bendita paciencia que hace que vivamos más años con calidad y el amor de
quienes nos rodean. Existen dos
poderosas razones que indican por qué nos desesperamos algunas personas: la
primera, porque son quienes más carencias
tienen de ciertas actitudes, educación,
fortalezas o destrezas que tú tienes y ellos no. La segunda, te demuestran algo que te falta o que deseas y, por lo tanto, te
desesperas por esa carencia que difícilmente aceptas, pero es real. ¡Ups! ¿Así o más claro?
4.- Haz
preguntas
Procura escuchar
más a los demás, incluye preguntas que hagan sentir importantes a los
otros. Cuestionamientos que demuestran
un interés real por la vida de quien me escucha, pues la gran cantidad de
personas que nos rodean tienen una historia que contar y una necesidad inmensa
de ser escuchadas. Preguntas que motiven el diálogo sin exagerar, al grado de sentir
que más que un diálogo cordial es un interrogatorio.
5.- No
hagas juicios precipitados
Evita los juicios
mentales o verbales que te alejan de las personas a quienes van dirigidos y de
quienes te rodean. La réplica de quienes
escuchan a un juez inquisidor sería: si
así enjuicia a todos, ¿cómo será conmigo?
6.- Adáptate
fácilmente
No siempre estaremos con la mejor gente y
en las mejores circunstancias. Quien
procura adaptarse siempre será bienvenido y agradable a los ojos de los demás.
La adaptación te libera del perfeccionismo
irrisorio de creer que todo debe ser o estar como tú lo deseas. Adaptarse no es conformarse, es saber con qué
cuento verdaderamente en el presente y hacer de ese momento algo especial.
7.- No
busques llamar la atención
Esas ganas de hablar y sentirte el centro
de atención pueden ser contraproducentes; matas tu toque de misterio y los
deseos de conocerte más.
“Lo poco agrada y lo mucho enfada”, dice el refrán, así que procura hacerte
presente, mas no omnipresente.
Si por alguna
razón aceptas que has amado a quien no lo merecía, o que tu amor no ha sido
valorado como deseas, haz los cambios que creas necesarios para agradar a
quienes te rodean pero, sobre todo, hazlos por ti y para ti. Cuando te conviertes en la mejor versión de
ti, te amas, te procuras, te valoras y te vuelves un imán que atrae lo bueno y
lo mejor a tu vida. Allá va una de mis
frases matonas que más impacto ha tenido:
“Si no te aman como mereces, ¿no será que mereces algo mejor?”
Lo mejor no es
buscar a otra persona, sino amarte de tal manera que encuentres la felicidad en
tu interior, así tu luz espiritual atraerá siempre a tu vida a las mejores personas.
¿Así o más claro?
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