Del Libro “Las 3
Promesas” de David J. Pollay
1)
Disfruta cada día
2)
Haz lo que amas
3)
Da a los demás
¿A quién acudes corriendo?
El récord de los
cincuenta metros lisos de la escuela primaria Lake Bluff de Shorewood, en
Wisconsin, se estableció a mediados de la década de los cincuenta. Una mañana de primavera de 1976 estaba
decidido a batirlo. Yo era un estudiante
de quinto que había corrido muchas veces con mis amigos, pero nunca lo había
hecho para batir el récord de la escuela bajo el control de un cronómetro
oficial. Mis compañeros de clase y yo
nos encontrábamos reunidos junto a la línea de salida pintada sobre el viejo
pavimento del patio. Estaba emocionado y
nervioso. Mis amigos apostaban a que
podía lograrlo.
Me separé de mis
compañeros y me coloqué en la línea de salida.
Miré a mi profesor de educación física, el señor Buddy Wolf. Hizo sonar su silbato y eché a correr. Bombeé mis piernas y brazos tan rápido como
pude. Seis segundos y medio más tarde pisé
la línea de meta y oí el clic del cronómetro del señor Wolf. Me giré tan deprisa como pude para oírlo
decir:
- ¡Has batido el
récord de la escuela!
¡Mi clase estalló
en aplausos! Corrí hasta donde estaban todos.
Mis amigos me dieron palmadas en la espalda y puñetazos cariñosos en el
brazo. Estaba en el cielo del quinto
curso. Después mis pensamientos se fueron a la hora del almuerzo. Quería llegar a casa para decírselo a mi
madre y llamar a mi padre al trabajo.
Un rato más
tarde, el timbre indicó la hora de la comida.
Salí veloz del aula, bajé las escaleras, salí por la puerta lateral y
corrí seis manzanas hasta casa. Abrí la
puerta trasera, fui hacia la cocina y vi a mi madre haciendo un sándwich de
queso a la parrilla y preparando un tazón de sopa de tomate. Le di un beso y se lo conté todo sobre la
carrera, el récord y los vítores de mis compañeros.
Me pidió que le
contara toda la historia, desde el principio hasta el final, con todos los
detalles. Así que lo recreé todo. Ella aplaudió y me abrazó. Después llamé a mi padre y reviví toda la
experiencia. Se emocionó mucho por mí. Fue uno de los mejores días de mi vida.
Buenas noticias
Y tú, ¿a quién
acudes corriendo? ¿Quién te ayuda a celebrar tus logros? Y ¿por qué corres
hacia esas personas tan especiales? ¿Por qué son las primeras de tu lista? ¿Qué
tienen que te atrae hacia ellas?
La psicóloga
Shelly Gable y su compañero de investigación Harry Reis descubrieron que hay
cuatro maneras principales en que la gente responde a las buenas noticias de
los demás, y solo una de ellas produce un impacto positivo en una relación:
Ø Activa y constructiva: se muestran “entusiasmados, casi más felices y emocionados que la propia
persona, y formulan muchas preguntas.
Ø Pasiva y constructiva: intentan no hacer muchos
aspavientos, pero se alegran; o dicen poco, pero la persona sabe que se alegran
por ella.
Ø Activa y destructiva: a menudo suelen encontrar un problema en el
logro o señalan los posibles aspectos negativos de la buena noticia.
Ø Pasiva y destructiva: no parecen interesados, no les importa
demasiado o no le hacen demasiado caso.
La investigación
de Gable y Reis mostró que las personas que tienen un impacto positivo medible
en tu entusiasmo, alegría y felicidad en la vida son las que responden de una
manera activa y constructiva a tus buenas noticias.
También
descubrieron que quienes reciben una retroalimentación activa y constructiva
por parte de los seres más cercanos describen un mayor bienestar en cuanto a
sus relaciones, tal como indican las evaluaciones de la intimidad y la
satisfacción marital.
Compartir
Pero no todo el
mundo es tan sensible o está tan sintonizado con los demás como podrías
desear. Así son las cosas. No es algo bueno ni malo. Por eso a veces tienes que preanunciar tus
buenas noticias. Necesitas hacer saber a
las personas, con tus palabras y sentimientos, que estás emocionado. Puedes empezar diciendo sencillamente: “Estoy muy entusiasmado por algo; ¿puedo
compartirlo contigo?”.
Si haces esto,
pasarán dos cosas. En primer lugar,
estás comunicando a las personas que te importan que tienes buenas noticias que
compartir con ellas; en segundo lugar, tu pregunta les otorga un momento para
que puedan redirigir su atención desde lo que fuera que estuvieran haciendo
antes de que aparecieses tú con tus buenas noticias. También aumentas más grandes las
probabilidades de recibir una respuesta activa y constructiva. Si no anuncias tu entusiasmo, puedes abrumar
a la otra persona soltándole el notición sin previo aviso.
Acciones
Piensa en las
personas que amas y que te importan.
¿Corren tus hijos hacia ti con sus buenas noticias? ¿Lo hace tu pareja?
¿Y tus amigos? ¿Y tus compañeros de trabajo?
Piensa en las
oportunidades que tienes de ayudar a sacar lo mejor de la gente por la que te
preocupas. Piensa en cómo puedes hacer
más intensa su alegría por el hecho de responder activa y constructivamente a
sus buenas noticias. Y, como mi madre y
mi padre hicieron por mí, piensa en los recuerdos inolvidables que estás
ayudando a generar en aquellos quienes amas.
Ten un impacto
positivo.
Acoge a las
personas que corren hacia ti con sus buenas nuevas.
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