Del Libro: “Las Tres Preguntas” de
Jorge Bucay
Cuentan que una tarde, un rey que amaba las plantas y las flores, al regresar de un largo viaje, decidió caminar un poco por su jardín. Recordaba que había dejado instrucciones precisas a los jardineros para el cuidado de cada planta. Sin embargo, descubrió con tristeza que sus árboles, arbustos y flores, muchos de los cuales había plantado él mismo con mucho trabajo, se estaban muriendo.
Con angustia, les preguntó qué les pasaba.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser
tan alto como el Pino. El Pino agonizaba
lamentándose de no dar uvas como la Vid.
En la pérgola, la Vid se moría de rabia porque no podía florecer como la
Rosa; mientras, la Rosa lloraba por no poder ser fuerte como el Roble.
También el rey sintió que tenía ganas de llorar.
Entonces, en el rincón más lejano del jardín, vio
un montón de flores creciendo, de todos los colores y rebosantes de salud y
energía. El rey se acercó a las Fresias
floreciendo más frescas que nunca.
El rey preguntó:
-¿Cómo es que crecéis tan saludables, alejadas de
la fuente y posiblemente olvidadas de los cuidados de mis jardineros?
Las flores contestaron:
-¡Quién sabe! Nosotras siempre supusimos que
cuando nos plantaste, querías que fuéramos Fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa,
habrías plantado aquí una Rosa o un Roble.
En aquel momento supimos que nuestra manera de agradecerte la vida era
ser las mejores Fresias que pudiéramos llegar a ser…. Y eso hicimos.
Ahora es tu
turno. Estás aquí para contribuir con tu
fragancia al mundo en el que has nacido.
Simplemente,
mírate a ti mismo.
Sé quien eres y sé consciente de ello.
No hay
posibilidad de que seas otra persona.
Puedes disfrutar
de ello y florecer regado con tu propio amor o marchitarte en tu propia
condena, tratando de ser otra cosa.
Tú decides.
.
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