Del Libro “100
rebanadas de sabiduría empresarial” de Silvia Cherem
40.- Las empresas paternalistas están condenadas a
desaparecer, el paternalismo es un suicidio lento.
41.- Si no hay presencia, ejemplo y esfuerzo
diario, no hay resultados. Sueldos y
golf, lujos y gastos excesivos, no caben en una empresa que tenga miras de
futuro.
42.- Nadie puede ser dueño de toda la verdad. Es vital tener socios que nos cuestionen y
aporten apoyo, puntos de vista variados y acciones concretas. Quien no sabe escuchar, quien se proclama
superhombre, se equivoca y tarde o temprano fracasa.
43.- Es un grave error supeditar todo el know how de una empresa en sólo una
persona porque, si ésta se separa o hay algún conflicto, la crisis puede ser
severa, incluso fatal para el negocio.
44.- Crecer demasiado rápido resulta
peligroso. Se cometen errores fatales
cuando no se tiene tiempo para pensar, prudencia para sopesar, serenidad para
madurar las ideas y tomar buenas decisiones.
45.- Los tropiezos son importantes para detener la
marcha, para pensar, para bajarse de la nube y fijarse nuevos objetivos. Los fracasos a tiempo, si se asumen y
capitalizan resultan un sólido aprendizaje.
46.- El éxito trae incubado el germen del fracaso,
uno acaba por creer que sabe y eso se convierte en una condena.
47.- Desconfío de los consultores y de los
consejos de administración porque, en general, son personas ajenas al negocio
que repiten lo que uno ya sabe; o se
equivocan, porque tienen escasos conocimientos del negocio. Prefiero buscar otros caminos de análisis
escuchando a nuestra propia gente.
48.- Cuando a una persona todo le sale bien se
cree un triunfador invencible, un semidiós, esto es peligroso porque uno pierde
el sentido de alerta y del lugar más inesperado surgen los problemas.
49.- El interés meramente mercantilista en los
negocios deteriora el orden social, quebranta los valores de la iniciativa
privada y genera una oposición innecesaria entre patrones y empleados.
50.- El título más noble que puede alcanzar un
empresario es ser llamado “creador de riqueza”.
El lucro no tiene por qué asumirse en un sentido peyorativo, al
contrario, crear riqueza no es sólo obtener utilidades, sino crear círculos
virtuosos de crecimiento y equidad en beneficio del prójimo.