… porque aquí ya no
tengo ilusiones, mi vida es triste y monótona, todo me sale mal.
- Es que eres muy pesimista – opinó Coco, el amigo más
cercano y protector de Firi, con quien pasaba largas horas en las aguas bajas
del lago.
No es que sea pesimista, querido Coco, soy realista. Todo es terrible para mí, por eso a veces
prefiero no ilusionarme con nada… para qué me arriesgo.
El dragón intervino:
Cuando uno
desea algo y se ilusiona por conseguirlo, es difícil que no consiga su
aspiración. Parece ser que, por
alguna extraña razón que aún no logro comprender racionalmente, al final la
realidad siempre se acomoda a nuestros deseos.
Pienso que, en
lo más profundo de nuestro ser, de modo inconsciente nos programamos para que
todo lo que hagamos se alinee y se ajuste en apoyo de ese deseo.
Tal cosa
sucede sobre todo cuando en verdad se
trata de objetivos importantes, ésos que de repente se convierten en una
obsesión.
- Todo lo que dices suena bien, pero, ¿cómo se logra? ¿Qué debo hacer para que mis sueños se
cumplan? – preguntó el inquieto cachorro de león.
El dragón, sabio pese a su corta edad, explicó:
Primero imagínalo…. Intenta
verte a ti mismo disfrutando de lo que deseas.
Esta imagen mental le conferirá a tus ilusiones el aspecto realista que
necesitas para estimular tu optimismo y esforzarte por concretarlas. De esta manera te fijas un objetivo concreto
y claro.
Después, motívate para
conseguirlo… deséalo con fuerza y convéncete de que lo obtendrás. Así fortalecerás tu voluntad y encontrarás la
motivación requerida para salvar los obstáculos. Repítete mil veces que lo quieres y es muy
probable que logres alcanzarlo.
Por último, esfuérzate,
trabaja para ese fin, pues nada de lo anterior te será útil si no actúas.
- ¿Y si las cosas no salen como esperamos? ¿Si las ilusiones se derrumban? ¿Qué debemos hacer en ese caso? - inquirió la hiena, pesimista y pragmática por
naturaleza.
Después de unos segundos de respiro, el dragón le explicó:
En
la vida no hay nada absolutamente seguro…. Ni siquiera nuestra permanencia en
el mundo.
Lo
cierto es que si no enfrentamos los retos con optimismo, convicción, entereza y decisión, desde el inicio
estaremos condenados a fracasar en nuestro intento de materializar nuestras
.