PRIMER LENGUAJE DEL AMOR: Palabras de afirmación
Una manera de expresar amor es utilizar
palabras que edifiquen. Salomón, autor
de la antigua literatura hebrea de sabiduría, escribió: “En la lengua hay poder de vida y
muerte”. Muchas parejas nunca han
conocido el tremendo poder de las palabras para afirmarse el uno al otro. Salomón dijo algo más: “La angustia abate el corazón del hombre,
pero una palabra amable lo alegra”.
Los
cumplidos verbales, o las palabras de aprecio, son poderosos comunicadores de
amor. Se
expresan mejor en afirmaciones directas y sencillas tales como:
“Te ves muy bien con ese traje”.
“¡Siempre te ves sensacional con ese vestido!”
“¡Me gusta mucho que siempre estés a tiempo
para recogerme en el trabajo!”
“Gracias por conseguir la niñera para esta
noche. Quiero que sepas que no lo doy
por sentado.”
“Me encanta que seas tan responsable. Siento que puedo contar contigo.”
¿Qué pasaría con el ambiente emocional de un matrimonio
si el esposo y la esposa escucharan tales palabras de afirmación con
regularidad?
Hace varios años estaba sentado en mi oficina
con la puerta abierta. Una dama que
venía por el pasillo me dijo:
- ¿Tiene un minuto?
- Claro que sí, entre.
- Doctor Chapman, tengo un problema – me dijo
al sentarse-, No consigo que mi esposo pinte nuestro dormitorio. He estado detrás de él por nueve meses. He intentado todo lo que sé, pero no logro
que lo pinte.
Mi primer pensamiento fue: Señora,
se equivocó de lugar. No soy un
contratista de pintura. Sin embargo,
le dije:
-Hábleme de eso.
- Bien, el sábado pasado es un buen ejemplo –
me dijo -, ¿Recuerda lo bonito que estaba? ¿Sabe lo que mi esposo hizo todo el
día? Trabajó en la actualización de su
computadora.
- Entonces, ¿qué hizo usted? – le pregunté.
- Fui allí y le dije: “Daniel, no te comprendo. Hoy hubiera sido un día perfecto para pintar
el cuarto y aquí estás tú trabajando en tu computadora”
- Así qué, ¿pintó el cuarto? – indagué,
- No.
Todavía no lo ha pintado. No sé
qué hacer.
- Permítame hacerle una pregunta – le dije
-. ¿Se opone usted a las computadoras?
- No, pero quiero que se pinte el cuarto.
- ¿Está segura de que su esposo sabe que usted
quiere que se pinte el cuarto?
- Sé que lo sabe – dijo-. Se lo he estado pidiendo durante nueve meses.
- Quiero hacerle una pregunta más. ¿Alguna vez su esposo hace algo bueno?
- ¿Cómo qué?
- Ah, como sacar la basura, limpiar el
parabrisas del auto que usted maneja, poner gasolina en el auto, pagar la
cuenta de la electricidad o colgar su chaqueta.
- Sí – dijo -, hace algunas de esas cosas.
- Entonces, tengo dos sugerencias. Una, no mencione nunca más que pinte el
dormitorio – y repetí -; No lo mencione de nuevo.
- No veo cómo eso va a ayudar – me respondió.
- Mire, acaba de decirme que él sabe que usted
quiere que pinte el cuarto. No tiene que
decírselo más. Ya lo sabe. La segunda sugerencia es que la próxima vez
que su esposo haga algo bueno, elógielo.
Si saca la basura, dígale “Daniel, te agradezco mucho que saques la
basura”. No le diga: “¡Ya era hora de que sacaras la basura! Las
moscas la iban a sacar por ti”. Si ve
que paga la cuenta de electricidad, póngale la mano sobre el hombre y
dígale: “Daniel, te agradezco de verdad
que pagues la cuenta de electricidad. Sé
que hay esposos que no lo hacen y quiero que sepas cuánto lo aprecio”. Cada vez que haga algo bueno, elógielo.
- No veo cómo vaya a lograr que se pinte el
dormitorio.
- Usted pidió mi consejo – le dije -. Ya lo tiene.
Es gratuito.
No estaba muy feliz conmigo cuando se
marchó. Tres semanas más tarde, sin
embargo, regresó a mi oficina y me dijo:
“¡Dio resultado!”. Aprendió que los cumplidos verbales son
motivadores más estupendos que los regaños constantes.
No estoy recomendando la adulación a fin de conseguir
que tu cónyuge haga algo que quieres. El
propósito del amor no es lograr algo que quieres, sino hacer algo por el
bienestar de la persona que amas. No
obstante, es un hecho que cuando recibimos palabras de afirmación, es más
probable que nos sintamos motivados a corresponder y a hacer algo que desea nuestro cónyuge. .