sábado, 21 de junio de 2014

Del Libro “Los diez retos” de Leonard Felder…..


El factor clave para brindar atención de manera sana y eficaz

Si quieres responder con buenos resultados a la creciente dependencia de ti por parte de tus padres sin que el reto llegue a abrumarte, impacientarte ni agotarte, ¿cómo lo lograrás?  Durante los últimos veinte años se ha llevado a cabo una enorme cantidad de excelente investigación científica para identificar los factores de estrés y las estrategias más eficaces para cuidar de padres enfermos o en proceso de envejecimiento.  A partir de estos estudios de investigación, de lo que observé mientras asesoraba a familias y, varias veces en mi propia vida cuando cuidé de alguien, descubrí tres factores CLAVE que pueden ayudarte a atender mejor a un padre enfermo y a la vez ocuparte de tus otras responsabilidades y de tu salud.
Fíjate en qué cosas de las que siguen ya sabes hacer bien con tus padres y cuáles deberás comenzar a realizar a fin de ser capaz de responder al reto con el que tarde o temprano se enfrenta la mayoría de los adultos:
Clave 1:  Superar el miedo a pedir ayuda y asegurarte de obtener toda la información y consejos que requiere la situación de tu padre o madre.
Cada vez que uno de tus padres se enferme o se enfrente con problemas emocionales o económicos relacionados con el envejecimiento, deberás instruirte rápidamente acerca de cómo ayudar a tus padres a responder a estos complicados asuntos.  Es crucial descubrir dónde obtener consejo y asistencia experimentada. 
Recomiendo llamar a por lo menos una fuente de información de cada una de las siguientes categorías:
·         Expertos en asuntos y recursos relacionados con el envejecimiento
·         Agencias locales interesadas en asistir a hijos adultos a atender mejor a sus padres.
·         Organizaciones nacionales especializadas en la enfermedad que tus padres enfrenten.
Ponerse en comunicación con el consejo y la asistencia de expertos es un paso imprescindible que muchos hijos de padres que envejecen no llevan a cabo por tres motivos comunes:
1)      Sus familias les han dicho que está mal informar a extraños acerca de cualquier problema de la familia.
2)      Creen equivocadamente que los trabajadores sociales y las agencias de salud son tan sólo para la gente que no tiene dinero.
3)      Creen equivocadamente que para ser un buen hijo o hija deben encargarse de la totalidad de los cuidados requeridos sin pedir ayuda ni consejo a nadie.
Negarse  a pedir ayuda a causa de éstas u otras creencias erradas puede no sólo dejarte agotado y abrumado, sino que también puede ser sumamente perjudicial para el nivel de atención y apoyo que reciban tus padres.  Cuando estaba documentándome para escribir mi libro “Cuando un ser querido se enferma: cómo cuidar mejor de tu ser querido, tu familia y de ti mismo”, publicado en 1990, entrevisté a decenas de expertos en ese campo y les pregunté:  “¿Cuál es el principal error que comete la mayoría de los hijos adultos cuando uno de sus padres está enfermo?”  Casi todos los expertos me dieron la misma respuesta:  el mayor error que se puede cometer es tratar de hacerlo todo por sí mismo y negarse a conseguir ayuda y consejo experimentados asequibles en nuestra sociedad.



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