El factor clave para brindar atención de manera sana y eficaz
Si quieres responder con buenos resultados a la creciente
dependencia de ti por parte de tus padres sin que el reto llegue a abrumarte,
impacientarte ni agotarte, ¿cómo lo lograrás?
Durante los últimos veinte años se ha llevado a cabo una enorme cantidad
de excelente investigación científica para identificar los factores de estrés y
las estrategias más eficaces para cuidar de padres enfermos o en proceso de
envejecimiento. A partir de estos
estudios de investigación, de lo que observé mientras asesoraba a familias y,
varias veces en mi propia vida cuando cuidé de alguien, descubrí tres factores
CLAVE que pueden ayudarte a atender mejor a un padre enfermo y a la vez
ocuparte de tus otras responsabilidades y de tu salud.
Fíjate en qué cosas de las que siguen ya sabes hacer bien con
tus padres y cuáles deberás comenzar a realizar a fin de ser capaz de responder
al reto con el que tarde o temprano se enfrenta la mayoría de los adultos:
Clave 1: Superar el miedo a pedir ayuda y
asegurarte de obtener toda la información y consejos que requiere la situación
de tu padre o madre.
Cada vez que uno de tus padres se enferme o se enfrente con
problemas emocionales o económicos relacionados con el envejecimiento, deberás instruirte rápidamente acerca de cómo
ayudar a tus padres a responder a estos complicados asuntos. Es crucial descubrir dónde obtener consejo y
asistencia experimentada.
Recomiendo llamar a por lo menos una fuente de información de
cada una de las siguientes categorías:
·
Expertos
en asuntos y recursos relacionados con el envejecimiento
·
Agencias
locales interesadas en asistir a hijos adultos a atender mejor a sus padres.
·
Organizaciones
nacionales especializadas en la enfermedad que tus padres enfrenten.
Ponerse en comunicación con el consejo y la asistencia de
expertos es un paso imprescindible que muchos hijos de padres que envejecen no
llevan a cabo por tres motivos comunes:
1) Sus familias les han dicho que está
mal informar a extraños acerca de cualquier problema de la familia.
2) Creen equivocadamente que los
trabajadores sociales y las agencias de salud son tan sólo para la gente que no
tiene dinero.
3) Creen equivocadamente que para ser un
buen hijo o hija deben encargarse de la totalidad de los cuidados requeridos
sin pedir ayuda ni consejo a nadie.
Negarse a pedir ayuda
a causa de éstas u otras creencias erradas puede no sólo dejarte agotado y
abrumado, sino que también puede ser sumamente perjudicial para el nivel de
atención y apoyo que reciban tus padres. Cuando estaba
documentándome para escribir mi libro “Cuando un ser querido se enferma: cómo
cuidar mejor de tu ser querido, tu familia y de ti mismo”, publicado en 1990,
entrevisté a decenas de expertos en ese campo y les pregunté: “¿Cuál es el principal error que comete la
mayoría de los hijos adultos cuando uno de sus padres está enfermo?” Casi todos los expertos me dieron la misma
respuesta: el mayor error que
se puede cometer es tratar de hacerlo todo por sí mismo y negarse a conseguir
ayuda y consejo experimentados asequibles en nuestra sociedad.
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