Clave 2:
En lugar de considerarte sacrificado por las crecientes necesidades de
tus padres, comienza a considerarte como un “administrador de atención” que se asegura de delegar la mayor
parte de las tareas en alguien de confianza.
Ya sea que vivas cerca o lejos de tus padres, puedes ayudar a
administrar su cuidado diario pidiéndole a una o más agencias de servicios
sociales que te ayuden a encontrar los recursos y personas adecuadas para
numerosas tareas de atención. Por
ejemplo, si averiguas cerca de donde vives probablemente podrás tomar las
siguientes medidas: entrega de comida a
domicilio y a bajo costo, transporte, consultas con otros médicos para
confirmar diagnósticos, atención a la salud en el hogar, llamadas telefónicas o
visitas de consulta diarias por parte de un trabajador voluntario en el campo
de la salud, comodidades para el cuidado diurno de un padre o madre con la
enfermedad del Alzheimer o demencia, comprobación por parte de una clínica de
la calidad de atención que está recibiendo el enfermo, y muchos otros valiosos
servicios que te permitirán hacer malabarismos con las demás responsabilidades
de tu vida.
Aunque “administrar”
el cuidado de tus padres implica encontrar buenas personas y delegar en ellas
ciertas tareas, de todos modos puedes reservar para ti las cosas que quieras
hacer personalmente para ellos según tu propio estilo.
Por ejemplo, ¿quieres preparar por lo menos una vez por semana una
comida especial para tu madre o padre enfermo? ¿Quieres asegurarte de ser el
que lo acompañará a una cita específica en la que se discutirán importantes
opciones o los resultados de algún análisis clínico clave? ¿Quieres apartar
tiempo para tener momentos de comunicación con tu padre enfermo cuando hay la
mayor posibilidad de intimidad? ¿Quieres
ayudar a tomar las medidas para que tu padre enfermo se comunique con viejos
amigos, nietos y otras personas que puedan levantarle el ánimo?
A veces, la manera
más cariñosa de honrar a tu padre o madre durante una enfermedad debilitante es
reconocer tus propios límites y asegurarte de encontrar la mejor atención
médica a domicilio, enfermeros de calidad, o atención de hospedería que ayude a
tu padre o madre a vivir con dignidad y el menor dolor posible.
Lamentablemente mucha gente siente tanta culpa por dejar que sus padres
sean cuidados por otros que no buscan la mejor opción.
Sin embargo, hasta los más tradicionales de los comentaristas
del Quinto Mandamiento nos instan a conocer nuestros propios límites y a estar
dispuestos a buscar la mejor asistencia que podamos costearnos para lo que no
podemos hacer solos. Hace más de 800
años el gran erudito Moisés Maimónides escribió: “Si el estado del padre se ha agravado y el
hijo ya no puede soportar el agotamiento, puede dejar a su padre o madre y
delegar en otros el cuidado adecuado de ese padre.”
Tomar este tipo de decisiones nunca es fácil. Pero te insto a tener en cuenta lo que es
mejor para todas las personas involucradas;
tu padre o madre, los demás miembros de tu familia y tú mismo. Si conversas sobre estas decisiones con un
trabajador social especializado en las personas de edad, con tu rabino,
sacerdote o pastor, y con tu padre enfermo si esto es posible, confío en que
tomarás una decisión bastante buena. Y
cuando se trata de este tipo de dilemas acerca de la atención que se brinda, a
menudo debemos conformarnos con que sea “bastante buena” o “la mejor que
podemos costearnos”, lo cual a veces parece menos de lo que idealmente deseamos
brindar a nuestros padres.
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