¿Hasta dónde ayudar a tus hijos con
la tarea?
Aun cuando en la actualidad numerosos maestros y directores
de escuela recomiendan a los padres – y a veces con mucho énfasis – que se sienten
a hacer la tarea con sus hijos, en mi opinión esto es un error. Esta responsabilidad les corresponde a los
hijos, es su compromiso, y como tal debe ser
asumido por ellos y por nadie más.
Cuando nos echamos encima las responsabilidades que les tocan a nuestros
hijos, estamos enseñándoles a generalizar esa actitud hacia todas las áreas de
su vida. Entonces se volverán de esa
clase de personas que siempre esperan que otros les resuelvan los problemas y
asuman sus compromisos, tal como sus padres lo hacen con su tarea.
Estarás de acuerdo conmigo en que este mundo necesita ¡a gritos!
gente responsable, madura y comprometida;
créeme que tus hijos no se convertirán en esa clase de personas, si
gestas en ellos el patrón de dejar en manos de otros lo que a ellos les
corresponde, por ejemplo, la tarea.
Hace unos días asistí a una reunión. Una pareja que estaba presente comentaba,
riéndose como si fuera una gracia, que la nana le hace la tarea a su hijo de
ocho años todos los días, y lo ha hecho así desde que el niño ingresó al primer
año. ¿Dónde le encontrarán la gracia
para reírse de esto como si fuera un chiste?
¡Para mí es casi una tragedia!
¿Por qué a veces los padres no vemos la trascendencia que tendrán
nuestros actos en la vida de los hijos?
A veces los niños toman una actitud totalmente pasiva ante
la elaboración de su tarea, y a que su “apoyadora” mamá (o papá) se encarga de
borrar los números equivocados, poner el margen, buscar la palabra en el
diccionario, mientras el niño se arrellana perezosamente en la silla, le echa
un vistazo a la televisión o juguetea con algo.
¿Para qué esforzarse o concentrarse si ahí está mamá o papá para hacerse
cargo?
La tarea es para tus hijos, no para ti. No tomes una responsabilidad que no es
tuya, porque estorbas el aprendizaje de la responsabilidad y el compromiso
que tanto les servirá a tus hijos en la vida y tantos malos ratos les
evitará. Tú no estarás a su lado toda la
vida para hacer las cosas por ellos, por eso es tan importante que les ayudes a
desarrollar su fortaleza interior y su capacidad de asumir sus propios
compromisos o problemas y responder a ellos.
Esa es, sin duda alguna, una de las más valiosas herencias que un padre
puede dejar a sus hijos.
En este asunto de la tarea, tu función solamente
es la de supervisar y apoyar cuando en verdad sea necesario, sugiriendo dónde investigar o cómo hacer cierta cosa, pero
no hacerla. Es llevar la lámpara y
alumbrarle el camino para que sepa dónde pisar, pero jamás caminar por él o
cargarlo durante el trayecto.
¡Es tan importante que entendamos el verdadero sentido de
“ayudar” a nuestros hijos! Y no sólo en
el tema de la tarea, sino en todos los asuntos de su vida. El
ayudar la mayoría de las veces estorba, porque no deja madurar ni aprender,
y cuando no se aprende una lección, el alma vuelve a crear el mismo problema,
¡hasta que se aprende! Cuando tenemos la
sabiduría para entender esto, entonces somos capaces de comprender uno de los
más sublimes actos de amor hacia los hijos:
“Todo lo que tu hijo (de cualquier edad) pueda hacer por sí mismo, deja
que lo haga”. Y esto incluye la tarea.
Cuando ya has establecido una costumbre de hacerla por ellos
o de intervenir demasiado, es importante que “anuncies” el cambio. De hecho, siempre que vamos a hacer un cambio
en un patrón de comportamiento, es recomendable anunciarlo a los involucrados,
porqué así sabrán qué esperar y no se sentirán confundidos al no saber de qué
se trata, a qué se debe o cuánto durará.
Entonces, dile a tu hijo algo así como:
“Desde mañana ya no me voy a
sentar contigo a hacer la tarea. Tú la
vas a hacer cuando llegue el momento de empezar. Yo voy a estar por aquí por si realmente
necesitas algo”. Y ten cuidado
de que cuando te llame porque supuestamente necesita algo, seas capaz de discernir
si en verdad es así, y si no, entonces le reafirmarás tu decisión diciendo algo
como: “Eso tú lo puedes hacer, no
necesitas mi ayuda”. También es
aconsejable que, de acuerdo con su edad, le hables de la razón por la que has
tomado la decisión de ya no ayudarle con la tarea, y hasta reconocer que
estabas cometiendo un error al haberte echado la responsabilidad de su
compromiso interviniendo demasiado, y por ello las cosas cambiarán.
Confía en que tus hijos son mucho más capaces y sabios de lo
que tú crees, y que tienen todos los recursos que necesitan para asumir sus
asuntos…. Incluyendo la tarea.
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