Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra y escritora, dijo que las
personas son como ventanas con vidrios sucios:
“Brillan y centellan cuando sale el sol, pero, cuando cae la obscuridad,
su verdadera belleza sólo se puede apreciar si hay una luz que provenga de
adentro.”
Para vivir sin límites y, en especial, para sobrevivir la
oscuridad de la depresión, la adicción a las drogas, el alcoholismo o cualquier
problema importante, tú debes encender esa luz de adentro. Debes
creer en tu propia belleza y valor, creer que eres una persona capaz de
marcar la diferencia, alguien que importa.
El primer paso trascendente para vivir una vida sin límites,
es encontrar tu propósito. Conservar la
esperanza para el futuro y tener fe en las posibilidades, incluso en los
tiempos difíciles, será lo que te mantenga en movimiento hacia tu
objetivo. Pero para sentirte pleno, tu
corazón debe saber que tú eres merecedor del éxito y la felicidad.
Tengo un amigo que se siente tan cómodo consigo mismo, tan
en paz y tan entusiasmado por desarrollar sus cualidades, que parece como si
sólo irradiara buenos sentimientos. Me
encanta estar con él: se ama pero no es vanidoso, se acepta a sí mismo como
un hombre bendecido aun cuando las cosas no salen como espera y a pesar de
que lucha igual que tú y yo.
Estoy seguro de que conoces a gente que irradia ese tipo de
vibra agradable, así como, tal vez, también conoces a gente que es todo lo
opuesto, aquella cuya amargura y odio hacia sí misma aleja a todos. El no aceptarse uno mismo, no sólo
conduce a la autodestrucción, también a la soledad.
Si tu brillo no proviene de adentro, tal vez es porque
dependes de que otras personas te validen, te den confianza y te hagan sentir
apreciado. Ten cuidado: ése camino
sólo te va a conducir a la desilusión porque, antes que nada, debes aceptarte
tú mismo. La única medición importante de tu
belleza y de tu valor como persona, debe
provenir de dentro de ti.
Lo sé, es fácil decir pero difícil de hacer, yo también he
tenido que lidiar con esto. Habiendo
sido hijo de padres cristianos, siempre se me enseño que Jesús me amaba y que
me había creado de acuerdo con su plan.
Por supuesto, todas las enseñanzas bíblicas de mis padres y los
esfuerzos que hacía mi familia para animarme se derrumbaban cuando algún mocoso
corría hacia mí y gritaba: “¡Eres un
fenómeno!”
La vida puede ser muy cruel, la gente es irracional o
simplemente mala onda. Así que debes ser capaz de buscar fortaleza dentro
de ti y, si eso falla, siempre puedes mirar hacia arriba, hacia Dios, la fuente
más poderosa de fuerza y amor.
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