sábado, 9 de marzo de 2019

Del Libro “Los diez retos” de Leonard Felder…..


Del Libro  “Los diez retos”  de Leonard Felder….. 




Algunos rabinos, pastores, sacerdotes y eruditos han sugerido otra interpretación del Octavo Mandamiento, según la cual ser descortés con alguien, tratar a cualquier ser humano de manera humillante o incluso no responder a un saludo son robos de la dignidad de una persona.  Si alguna vez fuiste receptor de la frialdad o indiferencia de alguien, o si alguna vez estabas de buen talente hasta que alguien te trató como si no existieras, tienes alguna idea de lo que significa que alguien te robe tu dignidad.
Interrumpir a alguien en una conversación es otro tipo de robo de la dignidad.  Sobre todo si la persona que está hablando necesita que la oigan y comprendan, lo abrupto de una repentina interrupción o un sarcástico y humillante “¡Ve al grano de una vez!” puede ser muy hiriente.  En algunas familias hay un miembro que reiteradamente interrumpe a los otros.  En algunas parejas, la incapacidad o poca disposición de una de las dos personas a escuchar con paciencia a la otra puede ser causa de numerosas peleas o incluso de una ruptura.  La frase que se emplea comúnmente para referirse a esta costumbre de interrumpir a la gente en conversación “robarle la palabra”.  No hay condena a prisión ni multa monetaria para ello, pero no obstante, desde un punto de vista espiritual, es un robo.
 Otro tipo de impostura que también es robar tiene lugar con demasiada frecuencia en círculos académicos, literarios, corporativos y creativos, cuando no se reconoce a los coautores, asistentes de investigación e importantes fuentes de información.  Inflar credenciales negándose a reconocer el arduo trabajo y las contribuciones de otros suele llamarse “robarse el mérito”.  Las personas que monopolizan la gloria o dicen ser los creadores de algo que originalmente fue idea de otro, son básicamente ladrones.
Muchos eruditos también señalan que maltratar a las personas que trabajan para uno es como robarles la dignidad.  En su excelente libro sobre cómo tener integridad en la vida laboral, intitulado Ser socio de Dios: cómo encontrar el vínculo escondido entre tu espiritualidad y tu trabajo, Jeffrey Salkin indica que aprovecharse de un empleado, retenerle el sueldo a alguien o no pagarle lo que se merece por su trabajo, es robar.


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