Con frecuencia encuentro que la problemática de la elección
de carrera en los jóvenes afecta profundamente a los padres, a los hijos y la
relación entre ambos. No hay duda de que
la presión que muchos padres ejercen sobre los hijos para que estudien o no estudien
una determinada carrera está movida por un interés de bienestar y amor para
ellos, pero no perdamos de vista que el éxito profesional no lo brinda la
carrera, ni siquiera, de manera determinante, la universidad en que se estudie,
sino más bien la persona. No hay carreras de éxito, hay personas
exitosas.
Todos venimos a la vida a hacer algo, a eso lo llamamos
vocación o misión, nacemos con habilidades y talentos para ello, desde niños
sabemos cuáles son, es más, jugamos a eso; pero los miedos, los prejuicios y
las opiniones de los adultos que nos rodean comienzan poco a poco a influenciar
y a poner en duda esa claridad respecto a nuestra vocación, de modo que cuando
llegamos a la adolescencia nos convertimos en uno de esos jóvenes que han olvidado
lo que quieren en la vida y para qué son buenos.
Pero una cosa es cierta:
cuando alguien hace algo
congruente con su vocación, se le facilita su actividad, la ama, la disfruta,
la desempeña bien y por lo tanto el éxito vendrá por añadidura. Estos factores no se inyectan desde afuera
con una carrera o una universidad, se llevan dentro.
He escuchado la preocupación de muchos padres de que si su
hijo estudia determinada carrera va a fracasar y no va a obtener el dinero
suficiente para mantener a una familia.
Usan esa típica expresión de “con eso te vas a morir de hambre”. Te diré algo: es mucho más probable que
fracasen, no puedan mantener a una familia y “se mueran de hambre” si estudian
una carrera que no les gusta y que no es congruente con lo que ellos son. No así si estudian lo que a ellos les atrae,
les llena el alma y les inspira un profundo interés. Aceptémoslo de una vez, la carrera en sí
misma no tiene el poder de dar éxito: el éxito es una conjunción de muchos
factores que tienen que ver con la persona misma… punto.