Tune up emocional… Autora: Alicia Campos Vera
Un tune up en términos de música, significa
ajustar los instrumentos musicales para una perfecta entonación.
Un tune up en informática equivale a hacer
limpieza y corregir fallas del equipo de cómputo y optimizar el sistema, para
que mejore la eficacia.
En términos de mecánica, un tune up significa
hacer ajustes y pequeñas reparaciones a la maquinaria, para lograr que el auto
tenga un desempeño eficiente.
Un tune up emocional equivale a
regular y/o gestionar las emociones en forma personal, o mediante terapia
psicológica, psiquiátrica o tanatológica, para dar nuestro mejor rendimiento,
para estar sanos, felices y en paz con la vida.
Imagina un auto que
empieza a marcar el foco del aceite o el de mantenimiento, y tú lo ignoras. Al
poco tiempo empieza a temblar y hacer ruidos extraños, hasta que un día
simplemente no enciende. Si inicialmente
solo requería cambio de aceite y bujías, ahora necesita una reparación mayor,
más costosa, dejando el auto en un taller mecánico por varios días, lo cual te
obliga a utilizar transporte público que limitan tu movilidad.
Algo similar ocurre con el ser humano, algunos “focos de
alerta” son ignorados creyendo que es normal estar irritable, estar triste,
no dormir bien, no comer bien, tener adicciones, estar deprimido,
estar estresado y ansioso, etc., cuando en realidad todos ellos
requieren atención al convertirse en una constante que afecta negativamente tu
vida diaria.
No dejes que las emociones afecten tu salud física, con
enfermedades como colitis, gastritis, dermatitis, hipertensión y hasta un
cáncer en el peor de los casos. En cuanto veas que las emociones y sentimientos
están afectando tu día a día, y sobre todo que no te permiten disfrutar de la
vida, busca ayuda. En mi experiencia tanatológica, la mayoría de los duelos se
empiezan a resolver en la siguiente proporción: el 10% de alivio ocurre con el
simple hecho de saber que hay alguien que puede escucharlos, sin juzgarlos o
criticarlos; un 40% de mejoría ocurre al hablar de su sentir; y el 50% restante
es gracias al trabajo guiado por un profesional. Supongo algo similar ocurre en
psicología y psiquiatría, solo que el proceso es de mayor duración.
Los especialistas en la salud emocional no solo tratan fobias,
ataques de ansiedad, ataques de pánico, estrés postraumático,
síndrome de burnout, los TOCs (Trastornos Obsesivo-Compulsivos),
etc., están para ayudar a quien por sí mismo no logre, o se le dificulte,
manejar sus emociones y encontrar formas de ser felices a pesar de las
dificultades.
Es muy común escuchar la expresión “¡como crees que le
voy a contar mis cosas a un extraño!”, pero lo grave es que ni siquiera
lo hablan con alguien de su confianza, y cuando deciden hacerlo, buscan a quien
les diga lo que quieren escuchar, y entonces solo se ciclan en los mismos
hábitos, que por lo general se van agravando.
Esos terapeutas, a quienes consideran extraños para compartir sus
problemas, son estudiosos de la salud y del comportamiento humano, con ética
profesional, que tienen la ventaja de ser neutrales o imparciales, empáticos,
y con una visión más amplia de lo que te puede estar sucediendo.
Otra expresión que seguido escucho en la práctica
tanatológica es “no quiero llorar frente a un extraño”, y la
verdad es que no quieren llorar frente a nadie, porque en nuestra cultura
aprendimos que llorar es “algo malo”, es “de cobardes”, y que es
un “signo de debilidad”; por lo tanto, genera un sentimiento de vergüenza,
un miedo a la crítica y a la desaprobación, cuando en realidad el
llanto es una respuesta natural del cuerpo ante el dolor y proporciona alivio
inmediato. El llanto es esencial para nuestro bienestar emocional.
Dentro de los beneficios de ir a terapia, es
que te ayuda a encontrar formas de manejar conflictos, a cambiar
creencias mediante nuevos puntos de vista, a resaltar tus cualidades
y tu potencial, a vencer tus miedos, a trabajar la culpa a través
del perdón, a mejorar habilidades de comunicación, a la recuperación
del estrés postraumático, a desarrollar la autoestima, a aumentar
la resiliencia, a prevenir crisis emocionales, y a evitar
recaídas enseñándonos a estar alertas a los detonantes, entre muchas otras
cosas más.
Considera lo siguiente; así como llevas tu auto o tu
computadora a reparar, o a darle mantenimiento con un especialista certificado,
recomendado, o con experiencia en el campo, así lleva tus emociones a un
consultorio psicológico, psiquiátrico o tanatológico, para asegurar el buen
manejo de éstas, para cerrar círculos, o para tratar algún problema con los
químicos cerebrales que pudieran distorsionar tu realidad. Ve con la confianza de que todo lo que se
dice en consulta, ahí se queda.
Ahora bien, cuando no quedas conforme con el mecánico o
técnico en reparación de equipos, o el costo de su trabajo no se ajusta a tu
presupuesto, o simplemente no te brinda confianza, tienes la libertad de
cambiar a otro establecimiento especializado. De igual forma, puedes cambiar de
terapeuta hasta sentir que su trato, su enfoque, su especialidad y su
experiencia te dan la confianza suficiente para trabajar en tu salud emocional.
Hagamos un tune up emocional con regularidad, y… ¡a
disfrutar la vida!
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