viernes, 27 de septiembre de 2024

Del libro “El regalo” de Stefanos Xenakis - Habla contigo mismo

 

 

Del libro “El regalo” de Stefanos Xenakis

 



HABLA CONTIGO MISMO

 

Cuando era pequeño, no soportaba las alcachofas; ahora son mi comida favorita. Después de eso, decidí que debía permitir que entraran más cosas nuevas en mi vida. ¿Quién sabe qué acabará siendo mi próxima cosa favorita?

Si alguien me hubiera dicho años atrás que hablara conmigo mismo, me habría reído en su cara. Pero lo cierto es que es imprescindible que lo intentes. La primera vez que leí algo sobre las afirmaciones fue en un libro de Luise Hay. Una afirmación es todo lo que te dices a ti mismo, con independencia de que lo verbalices o seas consciente de su existencia. Todos los días, el cerebro tiene unos cuarenta mil pensamientos, uno cada dos segundos. La mayoría son subconscientes y generalmente negativos. Un niño de diez años se pasa miles de horas recibiendo lecciones en casa, la escuela u otros canales. Todos aquellos “no hagas eso” son semillas que acaban echando raíz, hasta que germinan y finalmente, producen fruto: uno cada dos segundos.

Casi todos los padres apoyan a sus hijos hasta que dan sus primeros pasos y pronuncian sus primeras palabras. A partir de ese momento, la mayoría limita a sus hijos sin saberlo, igual que a ellos los limitaron sus padres. “¡Cuidado!” “¡Te vas a caer!” “Eso no es para ti.” Etcétera. Siembran la peor de las semillas en sus retoños: la de la impotencia.  Y son muchos los críos que se lo creen.  Creen que no pueden decidir sobre sus vidas y que no valen nada. Y terminan detestándose a sí mismos y luchando contra la vida sin motivo alguno.

La mente necesita plántulas nuevas, porque se ha llenado de malas hierbas.

Las afirmaciones son las nuevas semillas

Que plantamos en nuestros cerebros.

 

Las afirmaciones son tu nueva verdad.

Siéntate frente al espejo y dite cosas bonitas, muchísimas veces, una y otra vez.  Hasta que te las creas. Puede que tardes meses o incluso años. Te costó años llenarte la mente de negatividad, así que sustituirla por pensamientos positivos lleva su tiempo. Deberías ponerte con las afirmaciones temprano, en cuanto te despiertes, y por la noche antes de irte a dormir, cuando el terreno para sembrarlas esté en un estado óptimo. Formúlalas en presente y que sean positivas, y recuerda que solo deben afectarte a ti, puesto que no eres nadie para decidir sobre la mente de los demás.

Las niñas y yo llevábamos años con las afirmaciones. “Soy una persona válida” es una de las que más repetimos, unas cien veces todas las mañanas y noches. Cuanto más las digas, más te las creerás. Y cuanto más te las creas, mejor te sentirás. Las afirmaciones son las semillas. Sobra decir que tendrás que regarlas, cuidarlas y fertilizarlas para que crezcan. A eso se le llama “acción”.

Un día, mi hija de seis años me dijo:

—Oye, papi, ¿sabes lo que pasa cuando me repito muchas veces lo de que soy una persona válida?

—¿Qué pasa?

—Que sonrío sin saber por qué.

Ese es el poder de las afirmaciones., Hacen que te sonría el alma.

SIN SABER POR QUÉ…

 

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