viernes, 7 de junio de 2024

Del libro “Del otro lado del miedo” de Mario Guerra - Miedo a equivocarse

 

Del libro “Del otro lado del miedo”  de Mario Guerra

 

MIEDO A EQUIVOCARSE

No tengas miedo de cometer errores.

Pero si lo haces, comete otros nuevos.

La vida es demasiado corta para tomar

la decisión equivocada dos veces.

JOYCE RACHELLE, escritora.

 

No es casualidad que este miedo esté presente en tantas personas si reflexionamos acerca del hecho de que ante los errores sostenemos una actitud ambivalente; es decir, muchas veces estamos más dispuesto a perdonar los de los otros, pero somos extremadamente críticos con los propios. Una vez más aparecen las voces que vienen desde el interior de la cueva.

Si nuestra salud mental es buena, entenderemos que un niño pequeño que comete errores lo hace porque está aprendiendo, pero aun así invertimos gran cantidad de energía tratando de enseñarles a no cometerlos, y menos enfrente de los demás.  Es un poco de ese otro miedo muy conocido: el temor al “qué dirán”. 

De hecho, a veces se cree que el refuerzo positivo con los niños los hará cometer menos errores.  Decirle a un niño que es muy inteligente o que lo hecho muy bien sólo cuando ha obtenido un resultado esperado puede ser contraproducente.  Debemos elogiar el esfuerzo más que el resultado.  Hacerles creer que equivocarse está “mal” hace que los niños tengan miedo de arriesgarse a cosas más complejas por el miedo a no hacerlas “bien” y sentirse humillados ante los demás al quedar como “tontos.”  Los niños que sienten que el esfuerzo es más importante que parecer inteligente ante los demás suelen estar menos temerosos y más dispuestos a enfrentar retos cada vez más complejos.  Entonces, ¿hay que dejar que se equivoquen sin intervenir nunca? Yo no dije eso; lo que quiero decir es que conviene que evitemos como padres malignizar los errores de los hijos para no crear involuntariamente monstruos en su cabeza.

Nadie es feliz cometiendo errores; de hecho, no nos gusta mucho equivocarnos y es esa sensación la que de forma natural hace que busquemos enmendar y mejorar. Pero de eso a temerle, hay un gran paso y no precisamente positivo. El miedo a equivocarnos puede hacernos evitar encuentros sociales, aprender algo nuevo o postergar una tarea por miedo a hacerla mal.

Aquí es de utilidad recordar que la evolución de la vida en la Tierra, incluyendo por supuesto a nuestra especie, parece ser el resultado de un proceso de millones de años de “ensayo-error.”  Somos el mejor resultado posible porque otras combinaciones menos aptas no sobrevivieron.  Aun así, como dije, tenemos un doble rasero; si un amigo se equivoca, le decimos que no se sienta mal porque los errores son parte del crecimiento y del aprendizaje natural. Si nos pasa a nosotros, simple y llanamente somos unos imbéciles.

El miedo a equivocarse muchas veces no viene solo y puede conducir a algunas personas a desarrollar procesos ansiosos que los hagan caer en una obsesiva búsqueda de una supuesta perfección. Sin embargo, como no importa qué tan bien se hagan las cosas, siempre pueden hacerse al menos un poco mejor, el perfeccionista sufre de manera interminable a manos de la frustración e insatisfacción eternas y, por supuesto, hace sufrir a otros con sus rígidas reglas, descalificación y regaños constantes.  Los perfeccionistas son menos arriesgados, siempre buscan ir a la segura y, no pocas veces, por su ansiedad, hacen las cosas peor que el resto (o, al menos, las hacen menos disfrutables).

El miedo a cometer errores que conduce al perfeccionismo también es causa de algo que se conoce como “comportamientos de seguridad” que son como pequeños y meticulosos comportamientos para protegerse de los peligros percibidos. Una persona perfeccionista puede pasar horas dedicada a una actividad para asegurarse de que esté libre de errores. 

Por cierto, los padres perfeccionistas son los que más influyen en el miedo a cometer errores en sus hijos y es algo que, de no tratarse, pueden arrastrar hasta la vida adulta empezando el ciclo otra vez.  Como ya dije, el miedo a cometer errores y el miedo a la humillación van de la mano.  Si creemos que equivocarse en algo es lo peor que nos puede pasar, es como si estuviéramos violando una regla social y de ahí a la humillación no hay nada de distancia.

¿Cómo tratar este tipo de miedo?  Curiosamente entrando a la cueva, es decir, haciendo lo que más temes, pero de manera controlada.  Cometiendo de manera intencional pequeños errores e imperfecciones de consecuencias leves para que vayas familiarizándote con tu humanidad.

 

 .

No hay comentarios:

Publicar un comentario