jueves, 14 de noviembre de 2024

Del libro: “La ausencia. Cuando un ser querido se va” de Patricia Ibarra - Tipos de muerte

 

Del libro:  “La ausencia.  Cuando un ser querido se va”  de Patricia Ibarra

 

DISTINTOS TIPOS DE MUERTE

 


 

El proceso de duelo será diferente según el tipo de muerte a la que nos enfrentemos. No es lo mismo cuando la vida sigue por su camino natural y alguno de los padres  fallece a una edad avanzada, o cuando alguien muere después de haber luchado inútilmente contra una enfermedad. En esos casos, los allegados han tenido tiempo para hacerse a la idea de lo que inevitablemente ocurrirá y, aunque el dolor sea inmenso, será menos complicado superar la perdida.

Pero cuando la muerte se produce sin previo aviso se necesita una atención especial. Pueden ser fallecimientos por accidente, por ataques al corazón, por homicidios, por suicidio.  Estas situaciones son más difíciles de superar y requieren mayor trabajo para procesar el duelo. Algunas sensaciones comunes cuando se presenta una muerte súbita son:

Ø  Sensación profunda de que no es algo real: “no puede ser”, es una frase que se repite constantemente.

Ø  Sensación de aturdimiento que puede durar bastante tiempo y eso limita la recuperación.

Ø  Sensación de culpa que se expresa con palabras como: ¿Por qué tuve que darle permiso de salir esa noche?”.

Ø  Culpa dirigida hacia alguien en especial, que puede ser un miembro de la misma familia.

Ø  Sensación de impotencia unida a un intenso enojo, con deseos de desquitarse y responsabilizar a otros.

Ø  Estrés que puede llevar a una depresión crónica.

Ø  Remordimientos por no haber hecho o dicho algo por la persona fallecida.

Ø  Un profundo odio hacia quienes consideramos culpables de la muerte: amigos del fallecido, médicos, policías, criminales…

Todavía más difícil es aceptar la muerte por suicidio y el duelo es mucho más largo y prolongado.  El aislamiento social y el sentimiento de culpa son mayores.  Y esto es peor cuando el doliente fue quien descubrió el cuerpo: se trata de un acontecimiento traumático e imborrable.  Además, se busca, a veces de manera obsesiva, una explicación a lo que ocurrió.  El enojo y la desesperación son inmensos, y muchas veces esto provoca graves problemas en la familia, porque a fuerza se quiere encontrar un culpable de la fatal decisión.  En estos casos no hay que contar solo con nuestras propias fuerzas, sino pedir ayuda para elaborar el duelo.

Cuando el suceso es resultado de un hecho violento, los dolientes pueden obsesionarse con el pensamiento de saber cómo habrá vivido su ser querido aquellos últimos momentos.  Es importante entender que nada puede cambiar lo ocurrido y tenemos que superar la pérdida.

Enfrentar una muerte repentina, sobre todo si es violenta o si involucra a niños o jóvenes, es un proceso muy complicado.  Aquí te ofrecemos algunas idea que pueden ayudarte si tú te encuentras en este caso.

1.-  Es importante ver el cuerpo del ser querido para poder salir de esa sensación de incredulidad y comenzar a aceptar la pérdida.  Pero también depende de las circunstancias, porque hay ocasiones que no está en condiciones físicas de ser visto.  En ese caso hay que participar en el funeral.

2.-  En este caso no es bueno concentrarse en las circunstancias de la muerte o en los posibles culpables, sino en la pérdida misma.  Es verdad que cuando ha sido resultado de un hecho violento, los dolientes encuentran cierto consuelo cuando los responsables reciben su castigo. Pero hay que entender que eso no siempre es posible y no podemos permitir que eso detenga nuestro proceso de duelo.

3.-  Repítete:  “sobreviviré”, dile a tu familia o a quienes también están afectado por la muerte repentina de alguien: “sobreviviremos”.  No se trata de un consuelo vacío, sino de una verdad que en esos momentos cuesta trabajo admitir.

4.-  Busca e intégrate a algún grupo de oración o de apoyo para personas en circunstancias parecidas.  Existen grupos de autoayuda en donde personas que viven una situación similar comparten sus experiencias y su dolor.  Comprobarás que puedes recibir un consuelo espiritual y humano muy profundo.

5.-  Si eres una persona de fe, acércate a la iglesia y no dejes de orar por tu ser querido. No culpes a Dios, refúgiate en él.

6.-  No rechace antes de tiempo la ayuda de un especialista.  Tienes que estar consciente de que esta es una situación límite y necesita todo el apoyo posible.

 

 

jueves, 7 de noviembre de 2024

Del libro “Saber perdonar” de Rosa Argentina Rivas Lacayo - Perdonar lo imperdonable.

 Del libro “Saber perdonar”  de  Rosa Argentina Rivas Lacayo  -  Perdonar lo imperdonable




La historia que a continuación te relato, una historia verdadera contada por el doctor Jack Kornfield, psicólogo clínico, y publicada por el doctor George E. Villant, psiquiatra de la Universidad de Harvard, nos muestra las posibilidades del verdadero y más profundo perdón.

Un muchacho de catorce años que estaba en el programa de rehabilitación para delincuentes juveniles, había disparado y matado a un joven inocente para demostrar su valía ante su banda.  Durante el juicio, la madre de la víctima se mantuvo impasiblemente en silencio hasta el final, cuando el joven fue acusado de asesinato.  Después de que se anunciara el veredicto, ella se puso de pie lentamente, le miró directo a los ojos y dijo:  “Te voy a matar”. Seguidamente el joven fue llevado a una institución juvenil donde tenía que cumplir una condena de varios años.

Transcurrido el primer medio año, la madre del muchacho asesinado fue a visitar al asesino.  Antes del asesinato, él había estado viviendo en la calle, por lo que ella era su único visitante.  Estuvieron hablando durante un rato, y al irse ella le dio algo de dinero para tabaco.  Seguidamente, poco a poco, ella empezó a visitarle regularmente, llevándole comida y pequeños regalos.  Hacia el final de la condena de tres años, le preguntó que iba a hacer cuando saliera.  Él se sentía confuso e inseguro, de modo que ella se ofreció a ayudarle y le buscó un trabajo en la empresa de una miga.  Seguidamente le preguntó dónde iba a vivir, y como él no tenía familia a la que retornar, ella le ofreció usar temporalmente una habitación que tenía libre en su casa.  Él vivió allí durante ocho meses, comió su comida y trabajó en el empleo que ella le había buscado.  Entonces, una noche, ella le llamó a la sala de estar para charlar.  Se sentó frente a él y esperó.  Después le miró fijamente:

-  ¿Recuerdas que en tribunal te dije que te iba a mata r?

-  Claro – replicó él –. Nunca olvidaré ese momento.

-  Bueno, lo he hecho – dijo ella –. Yo no quería que el muchacho que podía matar a mi hijo sin motivo siguiera vivo en esta tierra.  Quería que muriera.  Por eso empecé a visitarte y a llevarte cosas.  Por eso te conseguí el trabajo y te permití vivir aquí, en mi casa.  Así es como me propuse cambiarte.  Y aquel viejo muchacho, se fue.  De modo que ahora quiero preguntarte: Como mi hijo se fue y ese asesino también se fue, ¿te quieres quedar aquí? Tengo sitio y me gustaría adoptarte si lo deseas.

Ella se convirtió en la madre que él nunca había tenido.

 

En la historia no se describen detalles de cómo pudo llegar esa mujer a perdonar al asesino de su hijo, pero definitivamente tuvo que haber trabajado mucho en su duelo, la empatía con el muchacho y las razones que tuvo para cometer el homicidio, en la compasión hacia un adolescente desamparado, la esperanza, la fe y el amor.  Pero sobre todo en el perdón que ofrece emociones positivas de esperanza, confianza, libertad y felicidad.

 

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