sábado, 31 de agosto de 2024

 

Del libro “Por el placer de vivir”  de César Lozano



 

Tarde o temprano los seres humanos nos formulamos una pregunta sumamente importante: ¿De qué ha servido mi presencia? Su respuesta evalúa en gran medida si nuestra vida ha tenido sentido o no. Claro que la respuesta dependerá en gran parte del estado de ánimo que en ese momento tengamos. Si te lo cuestionas cuando vives una ruptura amorosa, o una crisis de empleo, te aseguro que el fatalismo estará presente en la respuesta. Si te cuestionas cuando las cosas van muy bien y además hay amor a tu alrededor, obviamente podrás afirmar: ¡Misión cumplida! En general, evaluamos como positiva nuestra presencia en el mundo, si hemos logrado las metas o anhelos que nos hemos propuesto, lo cual no es malo. Pero, sin duda, la forma en la que hemos trascendido en la vida de los demás será lo más importante.

Sucede algo muy peculiar en muchos de nosotros: evaluamos nuestra vida con base en los afectos otorgados y recibidos, en la cantidad de vidas que hemos tocado o cambiado para bien, en el amor que hemos difundido y otorgado entre nuestros semejantes. Revisamos nuestra vida con base en los buenos ejemplos que dimos, ya que, sin lugar a dudas, ésa es la mejor forma de trascender.

El tiempo vuela, por lo que realizar este ejercicio puede ayudar mucho a evaluar nuestras acciones, a reconsiderarlas y, en caso necesario, a corregir el rumbo de nuestra vida haciendo los cambios pertinentes.

Tú sabes que puedes llenarte de buenas acciones. Trascendemos por los cambios buenos o por los malos, y la connotación de que nuestras acciones sean positivas o negativas depende de los principios y valores de cada persona. Si me permites, quiero referirme a las buenas acciones, a todo aquello que fomenta el amor, la paz y la armonía.

Quiero compartir contigo algunas reflexiones que te podrán dar luz cuando realices este importante cuestionamiento:

* Trasciende positivamente quien vive de tal forma que sus acciones se graban en la mente de quienes lo rodean, especialmente por la manera en cómo sortea las adversidades que se le presentan día con día, por como vence los obstáculos que amenazan con impedir que logre sus propósitos. Trasciendes positivamente por la forma en que reaccionas ante los cambios, lo que hace que tus acciones se conviertan en un ejemplo, en una anécdota digna de ser contada, y donde el protagonista principal eres tú mismo.

* Trasciendes por las anécdotas de tu vida, que tus amigos y familiares contaran y serán para ellos un modelo de vida: “Me acuerdo de aquella vez cuando el auto de mi papá se descompuso en pleno desierto, y él no perdió la calma, al contrario, nos infundió valor y confianza mientras esperábamos a que llegaran a auxiliarnos.” O bien: “Recuerdo que cuando mi madre se enteró de la muerte de mi abuelo mostró una entereza tremenda a pesar del dolor.”  Esos momentos se hacen historias que quedarán grabadas en la mente de quienes te conocieron y las contarán, por lo que se convertirán en tus pasos que dejan huella.

Tu vida, mi vida y la de todos son como películas que pueden quedarse grabadas en los corazones de la gente que queremos, de las personas con las que interactuamos. Busca siempre que te recuerden por tus acciones positivas, es una forma maravillosa de trascender. Tu presencia puede influir fuertemente en quienes te rodean, ya que puedes cambiar con tu ejemplo sus vidas.

* Trasciende quien cuida los detalles al actuar y al hablar; quien es prudente en sus comentarios y logra que la gente que lo rodea se sienta importante. Recuerdo una frase de la fundadora de uno de los emporios de cosméticos más grande del mundo, Mary Kay. En ella afirmaba que la mejor manera de agradar a la gente y trascender es imaginar que cada una de las personas a quienes tratas lleva consigo la frase: “Hazme sentir importante.”

Es obvio que todos deseamos sentirnos respetados, valorados y reconocidos, lo cual puede traducirse en hacernos sentir importantes. Recuerda que la gente olvida lo que le digas, lo que nunca olvida es cómo la hiciste sentir.

* Trasciende quien comparte sin egoísmo. Quien reconoce que la vida tiene altas y bajas y sabe que ayudar con el corazón engrandece al alma. Comparte lo que, gracias a Dios y con su esfuerzo, has obtenido y, sobre todo, recuerda que la humildad es la eterna compañera del amor. Deja huella también quien comparte su ser y su saber, sin miedo a que el alumno pueda superar al maestro.

* Trasciende quien carga su cruz con optimismo y sin afán de voltear hacia atrás continuamente para preguntarse el por qué de las situaciones que no se pueden evitar.

Que gran reto representa aceptarnos a nosotros mismos, y que los demás nos acepten; aceptar circunstancias y personas que nos son difíciles de tolerar. Deja huella quien acepta y se adapta a los cambios que llegan, con la esperanza de que el mañana sea mejor, pero no por eso deja expresar su pena ante el infortunio, ya que el dolor es parte de la vida y también es una forma de trascender.

* Trasciende quien comparte consejos y pregona con el ejemplo. Dar un buen consejo siempre habla de inteligencia. Peor dar un consejo basado en la experiencia propia denota sabiduría.

* Trasciende quien ríe con ganas, sin dificultad. Quien hace de la risa un hábito y cree que la vida es muy importante como para vivirla con indiferencia. La risa sana previene, revitaliza y, sobre todo, crea un ambiente de cordialidad. Quien sonríe frecuentemente es fácil de amar. Quien carga amargura en su rostro siempre será difícil de querer.  Gran diferencia existe entre quererte y soportarte.

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viernes, 9 de agosto de 2024

Del libro: “El Regalo” de Stefanos Xenakis - El Electricista

 

Del libro: “El Regalo”  de Stefanos Xenakis

 

EL ELECTRICISTA


Me lo recomendó un amigo, y me fío de su criterio. Todas las personas que me ha recomendado han acabado siendo excelentes. El electricista se llamaba Yanis, y no era una excepción. Lo supe en cuanto puso un pie en mi casa. Podría haber sido un científico. De hecho, en su ámbito lo es.

Rápido, preciso y pulcro. Yo seguí con mis cosas y él se puso manos a la obra. Era el tipo de persona al que no le tienes que decir las cosas dos veces.

–Esta chapuza habría que arreglarla. ¿Me pongo a ello? – Me preguntó en un momento dado.

– Claro, Yanis, todo tuyo – le respondí, absorto en mi trabajo.

–Pero, para arreglarlo, voy a tener que romperlo – añadió

– Perdón, ¿cómo? – exclamé, como arrancado de un trance.

–Que para arreglarlo tengo que romperlo, Stefanos. No hay tutía.

 

Eso me hizo pensar: para arreglar algo, antes tienes que romperlo.

Mis hijas es lo que hacen cuando juegan con los LEGO. Construyen castillos, casas y escuelas, y les encanta. No quieren perderlos. Pero se quedan sin bloques de LEGO para montar otras cosas y, después de hacer unos cuantos pucheros, caen en la cuenta de que deben destruir lo viejo para construir lo nuevo.

En la vida pasa lo mismo. Algo muere para dar paso a lo nuevo; muere para poder renacer. Y lo podemos aplicar a las relaciones, las amistades, los negocios, los edificios, las emociones… En definitiva, a todo.

A menudo nos aferramos a lo viejo y, sin embargo, si no nos desprendemos de ello, no daremos paso a lo nuevo. Faltará espacio. Si no te deshaces de tu ropa vieja, no te cabrá la nueva en el armario. Si el verano no se terminara, no podría llegar el otoño. Si no vacías la mente, no puedes albergar pensamientos nuevos. Pero no nos gustan los cambios. No queremos tirar esas camisetas ni que se acabe el verano, y tampoco estamos dispuestos a vaciar la mente.

Y luego nos da por tratar a la gente de dieciocho años como si aún fueran críos; no superamos el hecho de que nuestras parejas rehagan su vida; nos comportamos como si siguiéramos en 2011, en la “época dorada” de Grecia, cuando todo era “mejor”. Preferimos arrastrar el ancla por el lecho marino antes que levarla. Que no nos sorprenda entonces que siempre estemos enfermos.

Cuando te resistes a afrontar la realidad, ¿Sabes quién gana?

 Si seguimos mirando por el retrovisor cuando conducimos en vez de mirar al frente, ¿sabes qué ocurre?

 Desde el momento en que nacemos, solo tenemos una certeza: que algún día moriremos. Y la persona que más teme a la muerte es la que no ha vivido.

Así que empieza a vivir.

 

NO, MAÑANA NO, HOY.

 

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Del libro “Comienza siempre de Nuevo” de Jorge Bucay - Potencial - Nube Roja

 

 Del libro “Comienza siempre de Nuevo” de Jorge Bucay

 

 

Nube Roja, el famoso jefe de la tribu, llamó un día a sus tres hijos.  Se estaba haciendo viejo y tenía que elegir entre ellos a su sucesor, ya que una tribu no puede tener tres jefes.  Quiso ver cuál tenía más aptitudes.

- Hijos míos – les dijo.  Les he pedido que vengan porque debo elegir entre ustedes al que será mi sucesor.  Para poder tomar esta decisión he decidido ponerles una prueba.  Se trata de que escalen la Montaña Sagrada, la Gran Roca, la que nadie ha conseguido coronar aún.  Aquel que lo logre primero será el elegido para sucederme como jefe de la tribu.

El desafío quedó establecido y los hijos aceptaron el reto de su padre, más por respeto que por ambición.  Una semana después, en el día de Luna Nueva, los tres jóvenes empezaron a escalar con muchas ganas y la ilusión de alcanzar la cima y vencer por fin a la montaña.  Pero uno primero y otros después, los tres fueron derrotados.  El ascenso era realmente imposible.

Por diferentes motivos, los tres aspirantes acabaron cayendo.

Los jóvenes se presentaron ante su padre cabizbajos, admitiendo el fracaso.  Pero el más pequeño afirmó sorprendiendo a todos:

-Lo siento, padre.  No he podido con ella.  La montaña me ha vencido… por ahora.

- ¿Crees entonces que la próxima vez podrás lograrlo? – preguntó el cacique, impresionado por la valentía de su hijo menor.

- No lo sé – dijo el que sería más tarde el jefe de la tribu – Pero ella ya llegó a su tamaño final y yo… todavía estoy creciendo.

 

Habrá que aprender que la fortaleza no se mide por la posibilidad de conseguir un resultado inmediato, sino por la confianza en el propio potencial de lograrlo, cuando sea el momento adecuado.

 

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